Las violaciones de los gobiernos al derecho, sin freno
Ante la persistencia de algunos países que incumplen las leyes y tratados internacionales, es necesario reformar la ONU o crear una nueva organización que tenga el poder suficiente para que todas las naciones respeten el estado de derecho, afirmó ayer en esta ciudad la doctora iraní Shirin Ebadi, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 2003.
La ONU es sumamente débil ante cinco naciones que no respetan las leyes internacionales, entre ellos Estados Unidos, Rusia, China e Israel, añadió.
¿Quién puede exigirles a los gobiernos que respeten las leyes?, se preguntó. Perdónenme, pero no es el pueblo; las personas tienen el poder, pero no pueden deshacerse de las dictaduras. Lo que necesitamos es una nueva organización internacional o reformar la ONU.
La reconocida activista iraní recordó que en 2002 se creó un organismo con la intención de que sirviera como un freno a las violaciones a la ley que cometen los gobiernos, sobre todo los dictatoriales. Ese organismo es la Corte Penal Internacional, fundada en Roma el 1 de julio de 2002.
El problema es que esa Corte solo tiene jurisdicción en los países que la han ratificado, apuntó Shirin Ebadi. Y entre estos países están Rusia, China, Israel y Arabia Saudita, precisó.
Mi propuesta es que los estatutos que son errados tienen que ser reformados para que gente como (Nicolás) Maduro (presidente de Venezuela) pueda ser presentado ante un tribunal, señaló la doctora Ebadi; para que en el tribunal se le pregunte a Maduro: ¿Por qué te resistes y sigues sentado en la silla presidencial pese a que el pueblo no te quiere?
También, siguió, para que la gente de Estados Unidos pueda llevar a su presidente ante la Corte. Hay que modificar las cosas para que el poder de la ley prevalezca, y no la ley del poder.
Como parte de la 17a. Cumbre de los Premios Nobel de la Paz, en el Centro Internacional de Congreso, la doctora Ebadi compartió la sexta mesa plenaria “El poder de la ley vs. la ley del poder” con el expresidente sudafricano Frederik De Klerk, Nobel de la Paz 1993; el irlandés David Trimble, Nobel de la Paz 1998; el argentino Marcelo Kohen, secretario del Instituto de Derecho Internacional; el portugués José Manuel Durao Barroso, comisionado de la Unión Europea; el alemán Hans Reitz, fundador de Grameen Creative Lab, y el estadounidense Jonathan Granoff, presidente del Instituto de Seguridad Global.
La conducción de la mesa plenaria estuvo a cargo del periodista mexicano Francisco Zea.
En una de sus intervenciones, Granoff advirtió que en los países donde los tiranos imperan el estado de derecho no existe; en ellos el poder se ejerce sin rendir cuentas a nadie, porque al pueblo no se le reconoce el derecho a exigir cuentas.
El estadounidense subrayó que la educación es el valor sobre el que descansa el estado de derecho y por eso hizo una exhortación a la Secretaría de Educación Pública a que todos los alumnos de secundaria en México tengan una copia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El derecho humano, dijo, tiene que estar de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Nuestros sustentos económicos están basados en las leyes de la naturaleza. Para muchas cosas tenemos un Plan B, pero no tenemos un planeta B. No causar daño al planeta se debe incorporar al derecho internacional, por eso propongo crear una corte internacional del medio ambiente, porque nos vemos amenazados por el fracaso de los Estados en la protección del planeta.
En su turno, David Trimble apuntó que los problemas no se van a resolver solo adoptando nuevos protocolos. Por ejemplo, apuntó, cuando cayó el Muro de Berlín había mucho optimismo en el mundo, pero volvimos a cometer errores.
El político irlandés advirtió que no podemos tener solo ilusiones, porque estamos tratando con personas reales; hay limitaciones de la ley en manos de las personas; con buenos documentos no se van a solucionar los problemas, de manera que la mejor manera de influir en el cambio es influir en la mente de los pueblos, pero para eso el pueblo tiene que querer.
Nobel mexicano
La jornada matutina en la Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz tuvo uno de sus momentos más emotivos cuando Jonathan Granoff hizo un homenaje al mexicano Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz 1982.
En medio de nutridos aplausos del público que se dio cita en el Centro Internacional de Congresos, Granoff afirmó que García Robles debe ser considerado un atleta de la pacificación mundial y de la promoción del desarme. Inclusive propuso que debe haber un Día Internacional de Alfonso García Robles, quien fue galardonado con el Nobel de la Paz 1982, junto con la sueca Alva Reimer Myrdal, por su labor encaminada a la firma del Tratado de Tlatelolco (1967) sobre la no proliferación de armas nucleares. Tras una brillante carrera en la diplomacia internacional, el Nobel mexicano falleció el 2 de septiembre de 1991.— Víctor Manuel Dzul Zum
Cumbre
“El poder de la ley vs. la ley del poder” fue el tema de la plenaria matutina.
El político
El expresidente sudafricano Frederik de Klerk afirmó que el mundo necesita más hombres de Estado; la política no es una profesión, es la respuesta a un llamado, a una vocación. Uno entra a la política para servir al pueblo, pero depende del pueblo rechazar a quienes solo siguen sus intereses personales.
Carencia mundial
El argentino Marcelo Kohen, secretario del Instituto de Derecho Internacional, lamentó que no exista un mecanismo efectivo con el que se pueda imponer soluciones a los países en conflicto. La fuerza no da derechos, apuntó; el poderoso no podrá transformar su fuerza en derecho. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU tienen poder de veto, pero no el derecho. Sí es posible mejorar este sistema, pero antes hay que conocer el problema, pensar maneras de mejorar y respetar el Consejo de Seguridad.
