En el marco del Día del Migrante, que se celebra el 18 de diciembre, Gladys Pinto Durán, representante del Colectivo de Federaciones, Organizaciones y Clubes de Migrantes Mexicanos (Colefon) en Yucatán, anunció que empezarán a trabajar en la instalación del Museo del Bracero, en honor de los primeros yucatecos que abrieron paso a los migrantes en los Estados Unidos de Norteamérica.

“Planeamos poner en exhibición, fotos, recuerdos y relatos bonitos y tristes de lo que pasaron los primeros braceros yucatecos junto con otros mexicanos, a los que llamaron ‘soldados del surco’, que de 1942 a 1964 viajaron a Estados Unidos y salvaron la economía de ese país, mientras los norteamericanos peleaban en la guerra”, añadió.

Señaló que todavía no saben dónde estaría este museo, porque apenas empezarán a buscar y reunir a los primeros braceros de Yucatán que sobreviven o sus familiares, para reunir con ellos el material que pondrían en exhibición, y más adelante incluso podrían acudir a las autoridades y buscar juntos el lugar más indicado para hacerlo.

La entrevistada consideró que hay mucho por recordar, reconocer y exponer, “sobre todo los sacrificios que hicieron los primeros migrantes, porque no todo fue felicidad, ya que incluso sufrieron denigraciones y malos tratos, además de soportar el fuerte cambio y las inclemencias del tiempo, al que no estaban acostumbrados”.

“Tuvieron muchas satisfacciones, como sacar adelante a sus familias y ver a sus hijos con carreras universitarias que lograron pagarles con su trabajo en el extranjero, pero también pasaron por muchas calamidades y humillaciones, por eso es justo reconocerles el valor que tuvieron para dejar su tierra y exponerse fuera de su país, es parte de lo que buscamos con este museo”, comentó.

La Segunda Guerra Mundial y Yucatán

Para dar una idea de lo que se pretende exponer, Gladys Pinto recordó que con la Segunda Guerra Mundial, al irse los norteamericanos a combatir, Estados Unidos abrió las puertas a los mexicanos para que entraran a trabajar, sobre todo en el campo. Se iban por seis meses y muchos regresaban en cada temporada, soportando cada vez tener que pasar por las humillaciones, como por ejemplo que los desnudaran para fumigarlos, no dejarlos entrar en muchos lugares y otras malas situaciones.

“Hay historias tristes y bonitas, de todo, por ejemplo, al que considero el bracero estrella, que es Don Perfecto, de Mayapán, de donde incluso fue alcalde. Antes, como migrante, trabajó en más de seis estados de Norteamérica, como él dice, ‘extrañando los frijoles en la comida’”.

“Otro más es Don Juver Espadas, de aquí de Mérida, quien trabajó en el ferrocarril, donde estaban los mejor pagados, y con lo que logro pagar la carrera de su hijo, que hoy es odontólogo”, mencionó.

“Otro caso es el de Don Marcelino Navarrete, de Akil, quien estuvo a punto de quedarse ahí porque las dueñas de ranchos lo enamoraban, querían casarse con él; uno más es el padre de René Flores (Ayora, hoy funcionario del Ayuntamiento de Mérida), y así fue recordando a varios yucatecos que se fueron como braceros.

David Domínguez Massa, reportero de la Agencia Informativa Megamedia- Tiene 41 años de trayectoria periodística, y es colaborador de Grupo Megamedia desde 2000. Premio Nacional de Periodismo en 2006, se especializa en temas de política, gobierno y electorales.