Calles del Centro Histórico de Mérida, riesgo para peatones y automovilistas (VÍDEO Y FOTOS)

Calles parchadas, banquetas fracturadas o hundidas y registros rotos forman hoy parte del paisaje urbano en el Centro Histórico de Mérida, donde a diario miles de peatones y automovilistas afrontan riesgos derivados del evidente deterioro de las arterias.

Aunque el desgaste por el paso del tiempo es un fenómeno natural, el problema es añejo, incluso desde recién inauguradas las obras, en 2012.

Remodelación integral del Centro Histórico de Mérida

Durante el gobierno de Ivonne Ortega Pacheco (2007-2012) se realizó la remodelación integral del Centro Histórico con una inversión de 270 millones de pesos, financiados parcialmente a través de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El proyecto, según se publicó en aquel entonces, buscaba modernizar calles, banquetas y servicios subterráneos en la zona más transitada de la capital yucateca.

Por cierto, durante la administración de Ivonne Ortega la Secretaría de Obras Públicas la encabezó Francisco Torres Rivas, quien renunció para buscar una diputación, y después por Jorge Arjona Puerto, quien concluyó el sexenio de esa administración.

No obstante, incluso recién concluidas las obras, comenzaron las quejas de transeúntes por detalles de anomalías, como materiales de baja calidad que se rompían, aceras mal hechas y una evidente falta de seguimiento técnico, según expusieron en ese entonces algunos expertos.

Interviene el Ayuntamiento de Mérida

Cuatro años después, en 2016, ya bajo la gestión municipal de Mauricio Vila Dosal, se intentó corregir algunas de estas deficiencias con una nueva intervención financiada por una transferencia estatal de 8 millones 43 mil 805 pesos con 8 centavos, que abarcó reparaciones de banquetas, rejillas, registros eléctricos y telefónicos, alumbrado público y segmentos de pavimento.

A pesar de estas acciones correctivas, el deterioro ha continuado, y en 2025 se ha convertido en un problema generalizado y creciente.

Peligro en calles del Centro Histórico de Mérida

Reporteros del Diario realizaron recorridos para hacer una evaluación de cómo se encuentran actualmente algunas de las vías y aceras más concurridas. Desde el Parque de Santa Lucía hasta la Plaza Grande se pudo ver un deterioro acumulado.

Banquetas dañadas, tapas de registro desplazadas, rejillas oxidadas y tramos de adoquines hundidos forman una ruta peligrosa tanto para peatones como para ciclistas.

Por ejemplo, en la calle 55 con 60 se observó un registro fuera de lugar y apenas delimitado con cintas amarillas; más adelante, en la calle 55 con 62, se ven hundimientos en la carpeta de adoquines y banquetas rotas.

El problema persiste en múltiples puntos del Centro como, las calles 62 con 55 y 62 con 57, donde se encuentran banquetas rotas, registros abiertos y cables expuestos.

Rejillas en mal estado y aceras dañadas

Una imagen similar se observa en la calle 58 con 57: fracturas que representan riesgo, especialmente para menores.

En las calles 58 con 59 y 59 con 60: rejillas en mal estado y registros de agua sobresalientes del nivel de la calle.

Calles 60 con 59 y 58 con 61 (a espaldas de la Catedral): banquetas severamente dañadas y pavimento irregular, lo que obliga a los automovilistas a reducir la velocidad para evitar daños a sus vehículos.

Adicional a los problemas estructurales, la acumulación de basura se suma al problema.

En ese sentido, en las calles 73 con 43; 48 y 56 con 69, 73-A con 58, 64-con por 77, 71 con 64, 66 con 65 y 67 con 46 se observan bolsas de desechos, objetos abandonados y escombros que bloquean el paso peatonal.

Esto genera un entorno poco accesible, especialmente para personas con discapacidad, adultos mayores y familias con carriolas.

Calles del centro de Mérida sin mantenimiento preventivo

Expertos en urbanismo coinciden en que, si bien las inversiones en las calles fueron significativas, no se da seguimiento adecuado ni se implementaron estrategias de mantenimiento preventivo.

El resultado: obras que envejecen prematuramente, reparaciones que no resisten el paso del tiempo y un deterioro que avanza más rápido que las soluciones.

Además, se señala la necesidad de utilizar materiales acordes al clima de la región, mejorar la supervisión técnica de las obras públicas y aplicar una planificación urbana a largo plazo que incluya sostenibilidad, accesibilidad y mantenimiento continuo.

Hoy, más que nunca, el Centro Histórico de Mérida —patrimonio cultural y corazón turístico de la ciudad— requiere una evaluación profunda y nuevas inversiones, no solo para reparar los daños visibles, sino para sentar las bases de un espacio público seguro, funcional y digno para los ciudadanos y visitantes.

Las fotografías son de Ilse Noh y Vanessa Argáez