QUINTANA ROO.- El sector hotelero de Quintana Roo analiza diversas estrategias para enfrentar el aumento del salario mínimo, el cual entrará en vigor el 1 de enero de 2026 y representará un incremento del 13% respecto a la remuneración actual.
Ante esta medida, empresarios del ramo advierten que el ajuste salarial impactará de forma directa en sus costos operativos; por ello, no descartan una eventual reestructuración de la plantilla laboral con el fin de preservar la viabilidad económica de los establecimientos.
Impacto del aumento al salario mínimo en la hotelería
En primer lugar, el incremento del salario mínimo supone una mayor presión financiera para los hoteles del sur de Quintana Roo, especialmente para los establecimientos pequeños y medianos, los cuales operan con márgenes reducidos.
Esto ocurre porque el alza salarial no solo eleva el pago directo a los trabajadores, sino que, además, incrementa las aportaciones patronales al IMSS, Infonavit y otros impuestos vinculados a la nómina.
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Asimismo, este ajuste se suma a un contexto de finanzas frágiles para parte del sector, sobre todo en periodos en los que la ocupación turística no se mantiene constante.
En ciudades como Chetumal y Bacalar, las temporadas bajas han limitado la capacidad de los hoteles para absorber los nuevos costos laborales.
Posibles ajustes en la plantilla laboral
Como consecuencia de este escenario, los hoteleros han señalado que podrían replantear su estructura operativa.
Entre las medidas que se encuentran en análisis destacan:
- Revisión de la plantilla laboral para optimizar recursos.
- Ajustes internos que podrían incluir reducción o redistribución de personal.
- Modificación de servicios y tarifas con el objetivo de compensar el impacto económico.
Si bien estas acciones no representan la opción preferida para los empresarios, el entorno económico actual los obliga a considerarlas como parte de su estrategia de adaptación.
Diferencias según el tamaño de los hoteles
Por otro lado, el impacto del aumento al salario mínimo no resulta uniforme en todo el sector hotelero.
Las grandes cadenas cuentan con mayor capacidad financiera para absorber los costos adicionales sin realizar recortes significativos.
En contraste, los hoteles pequeños y medianos enfrentan mayores dificultades, ya que dependen de temporadas específicas y cuentan con ingresos alternativos limitados.
En consecuencia, las repercusiones laborales y operativas podrían variar de manera considerable entre un establecimiento y otro.
Repercusiones para la industria turística
Finalmente, aunque el aumento salarial representa un derecho de los trabajadores y se percibe como una medida positiva para mejorar su calidad de vida, el sector hotelero insiste en la necesidad de políticas complementarias.
En particular, los empresarios solicitan mecanismos que ayuden a enfrentar el incremento de costos sin afectar el empleo ni la competitividad turística del estado.
