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El Barrio de San Sebastián es uno de los más antiguos y de mayor tradición de la ciudad de Mérida, y dentro de él en la calle 66 sur, se encuentra la Ermita de Santa Isabel. Una de las capillas representativas del Centro Histórico.

El origen está en el siglo XVI  cuando don  Gaspar Gonzales de Ledesma, construyó con sus recursos el recinto religioso.  Al cual se retiró a vivir, vistiendo el traje o hábito de Ermitaño. Bajo esta razón se le denominó Ermita, éstas eran construcciones religiosas a las afueras de la ciudad en las que vivían los ermitaños.

Inicialmente fue conocida como Nuestra Señora del Buen Viaje y antes de que se inaugurara el cementerio en terrenos de la hacienda de San Antonio Xcoholté, era el último vestigio religioso en Mérida al salir al Camino Real rumbo a Campeche. Ahí los viajeros pedían protección a Dios o daban gracias por la felicidad de haber llegado a la capital yucateca.

Aunque no se conoce mucho de su historia, es rica en leyendas y se dice que se construyó sobre un antiguo vestigio maya. Durante décadas fue un rincón colonial pueblerino dentro de la ciudad de Mérida, que posteriormente se denominó Ermita de Santa Isabel, en honor a la madre de San Juan Bautista y la celebración de su patrona se conmemora cada 8 de julio.

En la actualidad al norte del templo se encuentra la casa cural y el patio interior se convirtió en un jardín arqueológico. Donde se pueden admirar piezas prehispánicas, coloniales y muestras de plantas regionales como árboles de naranja agria, balché, ciricote, guano, palma real e inclusive pepino cat.

Ubicada a seis cuadras al sur de la Plaza Principal y también vecina cercana del parque de San Sebastián, se encuentra la plazuela de la ermita de Santa Isabel, antes era conocida como Plazuela del Gallo, precisamente porque ahí se realizaban peleas de gallos hasta 1865. En la antigüedad era una explanada polvorienta y olvidada que en 1978 se erigió como Plazuela de la Constitución. Actualmente tiene elementos arquitectónicos de estilo mexicano y yucateco,  que coronan un quiosco central, palmeras y románticos confidentes en los puntos cardinales.

Uno de los datos curiosos es que entre los vecinos del rumbo de la Ermita, se encuentra el origen del panucho, uno de los antojitos regionales que distinguen Yucatán.

En años recientes se realizaron diversas remodelaciones en la zona, además por ser un recinto de agradable panorama colonial que invita a la bohemia y la serenata, la ermita se ha convertido en el lugar ideal para recibir a invitados distinguidos como Hillary Clinton en 1997 y en la actualidad es una zona tranquila que aunque ya no marca el fin de la ciudad, atrae a visitantes nacionales y extranjeros por su toque colonial al que la modernidad todavía no invade.

Jessica E. Ruiz Rubio es licenciada en Periodismo y maestra en Gestión de la Mercadotecnia. Comenzó su carrera periodística en 2004, año en que ingresó a Grupo Megamedia. Se especializa en análisis...