PROGRESO.- Roberto Lanz Hernández, ciudadano detenido con presunta violencia por parte de policías municipales en el retén del alcoholímetro en la salida del puerto, falleció el viernes a las 16 horas en el hospital Agustín O’Horan, en Mérida; doce días después de los hechos que han causado polémica en la comunidad.

Roberto, quien tenía 38 años de edad; presentó una fuerte fractura craneoencefálica cuando se golpeó la cabeza al caer al suelo, al forcejear con los agentes policiales del mencionado retén, cuando se resistía a una detención. Tras los hechos, el hombre permaneció en coma y más tarde los médicos confirmaron muerte cerebral. 

Virginia Lanz, hermana de Roberto, confirmó el fallecimiento el viernes a las 4 de la tarde.

Como anticiparon los médicos, el vecino de este puerto y originario de Paraíso Tabasco, perdió la batalla el viernes, en medio del dolor y la indignación de su familia, que insiste en señalar que ninguna autoridad municipal se acercó para prestarles ayuda o siquiera entablar comunicación con ellos. 

Caso complicado para tres oficiales en Progreso

El caso se complica para los tres policías involucrados en la violenta detención, pues según testigos afirman que derribaron Lanz Hernández y presuntamente lo patearon cuando se encontraba en el suelo.

También se complica para el Ayuntamiento, consideran,  porque no habrían puesto atención en el caso.

Los familiares interpusieron una denuncia por la violenta detención, ahora el delito sería por homicidio, caso que la fiscalía tendrá que resolver.

El cuerpo de Roberto Lanz, explicó su hermana Virginia, deberán traerlo el viernes a la media noche a Progreso para ser velado en  su casa del fraccionamiento Ciénaga 2000 Oriente, el sepelio seria mañana sábado por la tarde.

El sábado despedirán a Roberto Lanz Hernández, presunta víctima de abuso policiaco en Progreso. Foto de cortesía

Los familiares están destrozados por la muerte de Roberto, quien el domingo 4 de diciembre tuvo un altercado con los policías que pretendían detener a un familiar suyo, alegando que estaba intentando encubrir a otro conductor ebrio.

Aunque insistió en que le hicieran la prueba al familiar, los policías -presuntamente- respondieron con violencia y uno de ellos derribó a la víctima, que sufrió el fatal golpe en la cabeza que lo mantuvo 12 días en la espera de un milagro que finalmente no sucedió.