PROGRESO.— El “alcoholímetro de la muerte”, así califica Virginia Lanz Hernández el retén donde el domingo 4 de diciembre pasado su ya fallecido hermano Roberto fue detenido con violencia por tres policías municipales que le causaron daño cerebral que lo dejó en coma y a consecuencia de esos golpes murió el viernes a las 4 de la tarde.
Todos los fines de semana el alcoholímetro lo instala la policía municipal en la salida de la ciudad, hay ocasiones que también lo colocan en la glorieta de los Cangrejos de la avenida de la calle 37 con 140 de la colonia Nueva Yucalpetén. En Chelem también instalan otro operado por agentes de la corporación local.
En la memoria de Virginia Lanz están presentes los momentos de angustia y desesperación que el domingo 4 pasaron en el retén del alcoholímetro, que derivaron en la detención de su hermano que cambió la vida de la familia Lanz Hernández.
También tiene presente que ese domingo 4 pasaron un día en familia en el playón poniente y tuvieron la necesidad de pasar por el retén para dirigirse a su casa de Ciénaga 2000 Oriente, en lugar de transitar por otras calles de la ciudad, porque no iban a salir del puerto.
“Calvario”
Virginia Lanz narra lo que se vivió ese domingo 4 de diciembre que de la alegría en familia pasaron por todo un calvario que aún no termina, porque ahora, ya fallecido Roberto, seguirán con su exigencia de justicia.
El día de los hechos recuerda Virginia Lanz, en familia se trasladaron al playón poniente para pasar el día, llevaron a un pariente que es taxista y vive en Playa del Carmen para que lo conozca, el no ingirió bebidas alcohólicas, el que bebió fue su papá, así que antes de las 4 de la tarde se retiraron y para guiar al trabajador del volante pasaron por la calle 80 de salida a la ciudad donde instalan el alcoholímetro y es ahí donde comenzó la pesadilla.
Roberto pasó el alcoholímetro porque no bebió, pero el invitado que solo bajó de su auto para ponerse la camisa de taxista, fue detenido con el argumento de que cambiaron de conductor, pues el que iba de pasajero estaba ebrio.
“Mi hermana Rocío le llamó a Roberto quien ya estaba en su casa, pues solo dos mujeres no podíamos hacer nada para ayudar a nuestro primo el taxista que junto con su papá ya estaba esposado; mi hermano llegó y pidió a los policías que le hagan la prueba (al taxista), pero los agentes le dijeron ‘no te metas, aléjate’”.
Un policía lo tiró
“Cuando vi que lo iban a detener —continúa— le grité: ‘¡Roberto, te van a detener!’; mi hermano corrió por la calle que lleva a la base de la policía estatal (Base Pescador), fue alcanzado por un policía, lo agarró por detrás, le metió el pie y Roberto cayó boca abajo su cara se impactó contra el pavimento.
“Dos policías llegaron y lo agredieron, lo patearon. Me acerque y vi que Roberto sangraba por la cabeza, se estaba ahogando con su sangre, quise levantarle la cabeza pero los agentes no lo permitieron.
“Ellos lo mataron”, expresa la mujer.
Los obligan a borrar fotos y videos
Narra que los policías desesperados se comunicaron con sus jefes; llegó el director de la Policía Municipal, Omar de la Cruz Herrera Cocom, quien al ver al hombre tirado y sangrando, no sabía qué hacer, comenzó a desesperarse y dio la orden de dejar libre a todos los que estaban detenidos en el retén, pero antes los obligaron a borrar de sus celulares las fotos y vídeos, no querían testigos.
Virginia Lanz señala que su familia ya no tendrá Navidad: “En cambio los policías que lo detuvieron con violencia, tendrán su cena navideña, sus regalos, todos estarán felices en sus casas, mientras mi hermano reposa en una tumba a donde lo mandaron esos malos agentes; ojalá que se haga justicia y los encarcelen”.— GABINO TZEC VALLE
