(Primera Columna publicada el 17 de noviembre de 2003)
En conocida entrevista, Víctor Cervera Pacheco nos dice: “Yo repruebo del Diario el haber convertido en un órgano a favor del PAN.”No está solo en esa opinión. Ministros, gobernadores, alcaldes, dirigentes políticos y, en suma, los adictos al sector oficial nos han acusado de panistas en los últimos 70 años, sobre todo cuando no pueden responder de otra manera a nuestra crítica.
¿Es panista el Diario de Yucatán? Consultemos la historia.
Carlos R. Menéndez González, nuestro fundador, inicia su batalla de toda la vida por las libertades públicas cuando asume en 1895 la jefatura de redacción de “La Revista de Mérida”.
En la familia de las libertades públicas están la democracia, los derechos del pueblo, el respeto a la ley que los tutela.
En 1909 y 1911, ya como dueño y director, defiende al candidato de la oposición, Delio Moreno Cantón, del Centro Electoral Independiente, contra los fraudes oficiales -primero el porfirismo, después el maderismo- que lo despojaron de la gubernatura.
Contra dos gobiernos muy distintos, encabezado uno, inclusive, por un amigo particular -Madero-, don Carlos compromete su vida y patrimonio, hasta perder el periódico, en defensa: del derecho del pueblo a elegir a sus autoridades. Lo acusaron de morenista.
En las décadas que siguen nacen, se reproducen y mueren los partidos políticos en Yucatán mientras Menéndez, frente a candidatos de todos los signos, persevera en su lucha democrática desde el estadio de la prensa.
Llega a ser un solitario frente al gobierno dictatorial. “Cuando todos callamos en Yucatán, sólo usted dijo la verdad”, escribe desde Estocolmo (1923-1924) Antonio Mediz Bolio, embajador de México en Suecia.
En 1924 pierde su segundo periódico, “La Revista de Yucatán”. En 1931, privado de garantías, tiene que cerrar -casi tres años- el tercero: Diario de Yucatán.
En 1939 nace el Partido de Acción Nacional para luchar en el campo político por las mismas libertades que don Carlos abandonó desde 1894.
Si ambos persiguen los mismos objetivos es inevitable que se encuentren.
Periódico y partido coincidirán 65 años en la defensa de todos los derechos a partir de la democracia.
En los 40, 50, 60, 70, 80, 90, don Carlos y sus sucesores continúan en el Diario la batalla del siglo contra gobiernos empeñados en reprimir y violar estos derechos y aquellas libertades.
110 años de periodismo en defensa de candidatos votados por el pueblo, de autoridades electas por el pueblo y agredidas para que el pueblo desistiera de elegirlas.
Esos candidatos y esas autoridades fueron casi siempre de Acción Nacional, porque el PAN, con las excepciones que confirmaron la regla, fue el único partido de auténtica oposición.
Que el periódico -los tres son uno solo- haya defendido a Moreno Cantón, al general Almazán, al diputado Molina Castillo, al maestro González Torres, a Correa Rachó, Castillo Peraza, Manuel Clouthier, Ana Rosa Payán o Patricio Patrón es la derivación circunstancial, secundaria, de la fidelidad a sus convicciones centenarias.
En el Diario, como en sus dos antecesoras, la causa única de la lucha es el pueblo, sus derechos, sus libertades; la consecuencia es el partido, cualquiera que sea, y el candidato, comoquiera que se llame.
Hoy, cuando el PAN gobierna el país, el estado y su capital, el Diario se permite recordar que desde siempre ha mantenido sus columnas abiertas a la oposición.
Sostenemos que una oposición vigorosa es indispensable para el buen gobierno: su vigilancia de la administración pública estimula el recto ejercicio de la autoridad y advierte que la alternancia es el remedio que la democracia prescribe para los abusos de poder que vulneran los derechos del pueblo.
Esperamos que los partidos que hoy son oposición cumplan esta responsabilidad con el acierto que distinguió al PAN. Tienen ya oportunidades de hacerlo: el juicio político, los terrenos de Cordemex, el tesorero del Congreso…
En esta tarea, la oposición encontrará el apoyo independiente del periódico, sin que por eso seamos morenistas, cerveristas, antipanistas, perredistas o nuevos partidarios del PRI.
Los partidos van, los candidatos vienen, los gobiernos cambian. El Diario se queda con el que siempre está: el pueblo.