(Primera Columna publicada el 21 de noviembre de 2007)
César Pompeyo continúa secuestrado en la Plaza Grande. El destacamento de “zetas de Temozón” y “santos de Sotuta” que lo vigilan ha estrechado el cerco alrededor de la banca de costumbre y no permitió ayer el acceso al reportero, ni a don Vittorio Zerbbera, ni al sacerdote que, por cortesía de la SI Catedral, atravesó la 60 con la cristiana comisión de confortar al prisionero con los auxilios espirituales que la fe católica prescribe para los arraigos domiciliarios y otras adicciones de las autoridades. en tierras de misión.
No era un sacerdote. Era un agente judicial disfrazado de presbítero. Se puso la sotana y el alzacuello con la intención de colarse entre la custodia y entregar a don César un sobre cerrado. Un sobre con el miembro de la curia, para no despertar sospechas.
El “sacerdote” rogó al reportero que lo acompañara a la Catedral. Ya en el templo, en la capilla del Cristo de las Ampollas, le entregó el sobre, con la súplica de que se enterara de su contenido y comunicara la buena nueva a los pobres, a los desarraigados y otros infelices de igual, menor o mayor cuantía que siguen con entusiasmo los incidentes del “Escándalo C2” con la esperanza de que les toque algo de los 500 millones que la procuraduría recuperará por concepto de devolución de daños al patrimonio de Yucatán.
No van a ser 500 millones, claro. Van a ser muchos más, como se desprende del contenido del sobre. El reportero encontró dos documentos. Uno es el “Informe Uicab”. El otro: una relación extraoficial, en vías de aprobación, de las actividades que el ministerio público llevaría al cabo en los próximos días.
Los lectores de este periódico ya tienen cierta idea sobre el “Informe Uicab”. En nuestra edición de ayer publicamos las primicias de estas revelaciones del señor Fermín Uicab Caamal, ex director de la Cousey.
Perdón, lector, por la omisión. El “Escándalo C2” (o CC) no es una película para adultos. Es el “Escándalo Country-Cousey”: un escándalo NR (“not rating”) que no ha sido clasificado aún, pero que no debe dejarse al alcance de los menores de edad (física, intelectual y espiritual) por elemental precaución. Regresamos ahora a las revelaciones.
Don Fermín se dirigió a esta honorable dependencia en un tramo del largo crepúsculo dorado de los primeros ochenta años de gobiernos del PRI. No vamos a explayarnos, por falta de autorización, en el relato de todas las revelaciones. Nos concretaremos a subrayar que los 500 millones rebajados al Country en la compraventa de las tierras son pepita y cacachuate. Recuérdese que según criterios oficiales, no comprobados todavía, no se trata de una rebaja sino de un robo. Un daño a nuestro patrimonio.
Los 500 millones son pepita y cacahuate porque —consigna el Informe— en tiempos de Manzanilla, Dulce María y Víctor Cervera ese tipo de rebajas, obsequios o atracos, como usted quiera llamarlos de acuerdo con sus simpatías o rencores, sus lealtades o sus ansias de venganza, ese tipo de comprasventas, repetimos, fueron comunes y corrientes, aunque más cuantiosas, en las administraciones de aquellos tres gobernadores del crepúsculo. de oro.
De la relación de actividades inminentes que se atribuyen a la procuraduría presentaremos un extracto numerado:
1. Se espera que Patricio, Elsy, Guy, Manero y compañeros consejeros de la ex Cousey comparezcan de un momento a otro ante el ministerio público a expresar su solidaridad con su arraigado colega José Carlos Guzmán. Una solidaridad hasta las últimas consecuencias. Actividad confirmada.
2. Están en trance de expedición de citas judiciales a don Víctor Manzanilla Schaffer, doña Dulce María Sauri Riancho y la sucesión de don Víctor Cervera Pacheco.
3. Están a punto de girarse instrucciones al Banco de Nueva Escocia y al despacho de auditores de Sánchez y Goicoechea para que practiquen sobre la marcha un avalúo referenciado de las tierras que los mencionados tres gobernadores donaron o vendieron a precios inferiores a los del Country Club, con los consiguientes daños al patrimonio de las respectivas generaciones. Los avalúos transitarán de incógnito de los practicantes a la contraloría y la procuraduría. El secreto es obligatorio e irrecusable.
4. Sobre la base de estos avalúos, se exigirá a todos los comparecientes, sin excepción de raza, religión, secta, ideología o filiación política, que devuelvan a Yucatán los megamillones que se precisan para reparar los caudalosos daños a los sucesivos patrimonios.
5. En cuanto al señor Cervera, como son varios los citatorios, pues varios fueron también sus períodos, gírese a su familiar doña Ivonne Ortega Pacheco un exhorto para que contribuya con su comparecencia judicial al desahogo y ventilación de las diligencias de estilo. Notifíquese y cúmplase.
La relación de actividades incluye un cálculo preliminar, conservador, del monto de los daños al patrimonio durante el caso áureo. Nos abstenemos de mencionarlo, por aquello del secreto, pero desde luego es superior por amplio margen a los 13,513 millones de pesos que están destinados a Yucatán en el presupuesto federal de 2008, según nos informó anteayer el diputado Edgar Ramírez.
Lo dicho: los 500 millones del Country son pepita y cacahuate. Están de plácemes, pues, los pobres de solemnidad, los desarraigados sin derecho a fianza y otros infelices de cuarta que, ahora sí, esperan que al fin les haga justicia la revolución que conmemoramos ayer con el primer desfile nocturno de la historia. El desfile de Patricio, Manzanilla, Dulce e Ivonne también será histórico. Como dijo el arraigado Pompeyo: “No se vayan, que esto se pone bueno”.
