PROGRESO.—  El caso de Roberto Lanz Hernández, detenido el domingo 4 pasado en el retén con alcoholímetro que la Policía Municipal instala todos los fines de semana a la salida de la ciudad, es considerado como brutalidad y violencia policíaca de los agentes que lo detuvieron por defender a un pariente, situación que alcanza también al Cabildo que está callado ante esa injusticia, señalan el abogado Manuel Muñoz Silva, exjuez de Paz, y Ana María Pech Chacón, presidenta de la asociación civil Armadores Pesqueros.

Los agentes, según la denuncia interpuesta en la Fiscalía General del Estado (FGE), lo detuvieron por defender y grabar la detención de un pariente taxista al cual  los agentes municipales acusaban de haber hecho ‘’cambio de conductor’’ para pasar el retén. Roberto Lanz pedía que le aplicaran el alcoholímetro al taxista, pero los uniformados se negaron, y  sometieron y derribaron al progreseño.

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