La corrida de Navidad en la Plaza México resultó más interesante de lo que se esperaba, y Fabián Barba y Gerardo Adame cortaron una oreja cada uno y su compañero Antonio Romero no aprovechó el mejor estado y se fue de vacío.
Con una entrada muy pobre se lidiaron seis toros de Rancho Seco bien presentados y desiguales en juego. El mejor fue el quinto y se fue intacto en el arrastre.
Antes de que salga el primero por la puerta de los sustos, se guardó un minuto de silencio por el deceso, un día antes, del matador en retiro Juan Silveti, una de las figuras más relevantes de la tauromaquia mexicana, pieza fundamental de la famosa dinastía Silveti.
Barba, estuvo en torero toda la tarde, con firmeza, entendiendo a los toros y sacándoles el mayor partido. En el primero, una labor que estuvo por encima de su enemigo para ser aplaudido y al cuarto lo entendió y con torería le hizo la faena y se entregó en la estocada, sufriendo un palizón y se llevó una oreja a toda ley.
Adame, con el tercero estuvo lucido con el capote y una faena con empaque y con buenos momentos y mejor aún cuando el toro vino a menos y se dio un arrimón, estocada y cortó una oreja.
El quinto correspondió a Romero, quien intentó, pero no pudo sacarle más al toro que pedía más lidia.