Un fiasco para Begoña al volver a la Plaza México
El toro serio regresó a la Plaza México en comparación con otras tardes recientes. Pero en general, la vuelta de Begoña, el hierro de Alberto Bailleres al coso de Insurgentes 22 años después fue todo un fracaso en una tarde en la que el palco dio la nota en el sexto, devolviéndolo en el tercio de muleta.
Con una solitaria oreja, cortada por Sergio Flores, se saldó la Corrida Guadalupana, una festividad que poco a poco ha ido quedando marcada en el calendario taurino mexicano. El 12 de diciembre ya está apartado.
Pero la expectación porque volvía Begoña a la México, con un cartel que alentaba la esperanza (Sergio Flores, Andrés Roca Rey y Luis David Adame), se diluyó pronto por el mal juego de los toros. Peor aun, lo hecho por el juez de plaza en el sexto de la tarde terminó por acrecentar la crisis que se vive en la Fiesta en el principal coso de Latinoamérica.
El usía ordenó banderillas negras al sexto, que parecía idóneo para ser devuelto a corrales por manso, y todos esperaban eso. Y los cojines comenzaron a llover sobre el ruego. Pero luego cambió las negras por las ordinarias y, a punto de ir Adame a la faena de muleta, el burel fue enviado a los corrales, y aumentó la confusión y la molestia de los aficionados. Un duro golpe para la Fiesta.
Y así, Flores se fue como el triunfador numérico con la única oreja de la tarde.
Se la cortó al segundo astado de su lote, ante el que se esforzó y mostró disposición, pese a las dificultades. Tuvo pasajes de buen toreo, esporádicos, y mató al segundo viaje, siendo premiado.
Roca Rey comenzó bien con su primero, que sin embargo se apagó. Y con su segundo, el público se portó más exigente con la joven figura peruana. La labor del torero inca terminó siendo silenciada.
Luis David tampoco tuvo suerte, y le tocó vivir el episodio empañado por el juez en el par de toros con el que se cerró el festejo.
Un trago muy amargo para el ganadero, el poderoso empresario Alberto Bailleres, en su retorno al coso capitalino luego de 22 años ausente con el hierro de Begoña.— Gaspar Silveira