Pablo Hermoso de Mendoza revolucionó el toreo a caballo desde sus inicios. El famoso rejoneador de Navarra actuará el domingo en Mérida

Pablo Hermoso de Mendoza y su vida tras Madrid

Amigos aficionados…

De suerte, entre las sugerencias de Face en días pasados me llegó para seguir una corrida que, al detectarla, me llevó a tres décadas atrás. Había leído antes en una revista de de mi colección de 6toros6, que un jinete navarro estaba revolucionando, escandalizando a muchos, el arte el rejoneo. Y llegaba a Las Ventas.

El link llevaba al debut de Pablo Hermoso de Mendoza a la primera plaza del mundo, en el San Isidro de 1995, y la tarde del 20 de mayo de ese calendario quedó marcado para siempre. Llevó a la cúspide al llamado mejor rejoneador del mundo, que entonces hizo magia especialmente a lomos de “Cagancho”, su caballo de leyenda. Y no se bajó nunca, ni ahora, que, lo aceptamos, Pablo va de retirada.

La narración de la época dejaba a los hombres de los micrófonos sorprendidos de lo que veían en un entonces joven Pablo Hermoso. Y a los aficionados, ni se diga.

Pablo citaba de poder a poder, como antes casi nadie había hecho, y ver al caballista y su corcel casi rompiéndose en la cara del toro en el encuentro, fue un parteaguas para el arte de Marialba. Luego las piruetas con sus caballos, girando en la cara del toro… Los rejoneadores de entonces, maestros en la doma, clavaban generalmente a la grupa (pasando la suerte).

Pablo Hermoso llegó a México varios años después y desde entonces hizo clic con el país, su segunda patria, formando grandes temporadas, siempre con Mérida como un bastión.

Recordaba una charla reciente con Hermoso de Mendoza, quien hablaba de que venir a la Plaza Mérida le reconfortaba porque es, sin dudarlo, el coso mexicano donde más se dan corridas de rejones. Y ahora, a prueba está que, de la temporada actual en el coso de Reforma, cuatro de festejos incluyeron toreo a caballo.

El navarro ha trascendido. La revolución que hizo al rejoneo ha sido un verdadero libro para el nuevo arte de torear a caballo. Y hoy en día, todos los caballistas torean como él. En la Mérida, lleva toreando dos décadas. Y sus actuaciones se reparten igual en las principales ciudades yucatecas, como Valladolid, Tizimín y Motul, así como en escenarios de Campeche, como Tenabo, Pomuch, entre otros.

El alboroto que armó en su más reciente actuación en la Plaza México, donde su presencia hizo que se metieran más de 30 mil espectadores, es señal inequívoca de que el poder de convocatoria que tiene es grande. Cimbró el coso de Insurgentes, como sacudió la Plaza de Las Ventas 25 años atrás.

Y verle año con año en la Mérida, es un lujo, ahora compartiendo cartel con los matadores mexicanos Fermín Rivera y Antonio García “El Chihuahua”.

 

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