Gasolinazos, corrupción y pobreza
Marcelo Pérez Rodríguez (*)
Nadie quiere aceptar ser el padre, la madre o el padrastro de los gasolinazos y del alza de las gasolinas al inicio de este nuevo año.
El precandidato del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade, negó ser el “padre del gasolinazo” y señaló que “el precio de la gasolina se determina internacionalmente y fluctúa conforme a sus condiciones de costo”.
Sin embargo, el precandidato priista fue secretario de Hacienda y estuvo cerca de los gasolinazos. Incluso los justificó y defendió. Así que es imposible negar algo de la responsabilidad que le corresponde.
El actual secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, negó que ahora haya gasolinazos, pues sólo se han dado movimientos de centavos en los precios. Para el funcionario no ha habido movimientos bruscos en los precios de las gasolinas, “un par de centavos para arriba, un par de centavos para abajo, un centavo o dos, creo que el máximo ha sido tres”.
Creo que el precandidato priista, el secretario de Hacienda, el presidente Enrique Peña Nieto, así como los diputados, senadores, alcaldes y funcionarios en general no van personalmente a las gasolineras.
Tal vez como ellos tienen vales de gasolina, salarios ostentosos y partidas extras, que reciben puntualmente con cargo al erario, no sienten el pedir tanque lleno, ni ven los precios que ostentan las gasolineras. Son dos o tres centavos, pero diario, pues si lo ignoran los funcionarios la gasolina plus ya llegó a $17.85, la regular o magna a $16.24 y el diésel a $17.10. Esto hasta el jueves 11 de este mes. Y esto sigue en aumento.
Es un gasolinazo disfrazado. No sube cincuenta centavos o un peso de golpe, pero sí cada mes se acercará al peso, cuando menos al inicio de este año ya lleva más de 25 centavos. Los que echan gasolina al automóvil familiar cada tercer día o cada semana miran con desconsuelo cómo pagan más por menos combustible.
Ni cuenta se dan
Los que tienen choferes y vales no perciben este incremento casi cotidiano. Llenan el tanque, van y vienen y ni cuenta se dan. Por eso desconocen los precios y el alza que ya hubo en alimentos, tortillas y demás.
Se dice que las tortillas se quedarán a $16 o $17 pesos el kilogramo. Hay molinos que desde el año pasado cobran $18 y ahora estas tortillerías cambiaron el precio a $19. ¿Quién vigila los precios? ¿Cada expendio puede poner la cantidad de acuerdo con el lugar donde se encuentre, sea fraccionamiento, colonia o el centro de la ciudad?
Creo también que los funcionarios de alto nivel, políticos y legisladores no van a las tiendas y supermercados, pues les parece irreal que los precios de los alimentos y diversos productos suban de precio. Estaría bien que un día vayan a comprar tomates, cebollas, limones, frijol, tortillas, algo de carne de pescado, puerco o res con el salario mínimo, $80, bueno con $100. Se harían bolas.
De esta manera, ante el alza de precios, la economía familiar se reduce y la familia se une a la lista de pobres. A pesar de los discursos y de las estadísticas oficiales de que se redujo la pobreza extrema, millones de familias ingresan a la lista de pobres cada año. Los programas contra la pobreza se convierten solamente en paliativos.
Lamentablemente la pobreza y la corrupción no se erradican a pesar de las “buenas intenciones” en los discursos. Los gobernantes siguen saqueando. Más de la mitad de los gobernadores han dejado con deudas y saqueado el erario. Unos en la cárcel, los otros gozando del dinero. Esto sin contar a los exgobernadores o exgobernadoras que hasta ahora gozan de impunidad.
Nadie se quiere adjudicar se padre, madre o padrastro del alza de las gasolinas, pero tampoco de la situación económica que vivimos, del alza de precio, ni de la corrupción escandalosa, menos de la impunidad.
¿Quiénes son los culpables? ¿Son los gobernantes y autoridades en general o nosotros quienes aceptamos el saqueo e incluso los elegimos una y otra vez? Tal vez no tengan madre ni padrastro el gasolinazo y la pobreza, pero sabemos quiénes la generan. De esos hay que cuidarnos. Y el voto es una fortaleza ciudadana.— Mérida, Yucatán.
marpero53@yahoo.com.mx
Profesor
Tal vez no tengan madre ni padrastro el gasolinazo y la pobreza, pero sabemos quiénes la generan. De esos hay que cuidarnos. cuidarnos. Y el voto es una fortaleza ciudadana
