Ver, oír y contar

Olegario M. Moguel Bernal (*)

El montaje estaba armado, el escenario listo y los personajes dispuestos, pero el diablo metió la cola y el castillo de naipes se desmoronó. AMLO hablaría de la seguridad en Yucatán, este bendito estado donde, caray, esas instituciones sólidas, inmaculadas, mantienen la entidad a salvo. Entonces sacaría a colación —ya ve usted que suele hablar de todo— el caso Ravelo y, como que no quiere la cosa, deslizaría que “murió a manos de policías municipales”. Poco faltó para que oyéramos “mu-ni-ci-pa-les”.

Pero ya sabemos lo que pasó.

Los días que rondan las fiestas de finados han resultado aciagos para la Fiscalía de Yucatán. Hace justamente un año la dependencia se vio envuelta en un escándalo mayúsculo, por el cual su titular se vio obligado a entregar la renuncia en medio del descrédito. Un año después, ese despacho vuelve a estar en el ojo del huracán y en medio de un caso que de nuevo la está llevando al desprestigio.

Que la ignominia pese sobre el organismo encargado de la procuración de justicia es un baldón de altos vuelos para cualquier gobierno, para el Estado mismo.

No bien terminaban de borrar las manchas dejadas por el anterior titular de la dependencia, cuando una nueva mácula vuelve a tiznarla.

En medio de un escándalo de tráfico de tierras, y después de contestar con evasivas a preguntas de Diario de Yucatán, se averiguó que, según fuentes que estuvieron presentes, el entonces fiscal Wílbert Cetina Arjona habría participado en reuniones con inversionistas relacionados con el caso. La enmarañada trama llevó al fiscal a dimitir el 4 de noviembre de 2020.

Audios de pláticas con Wílbert Cetina Arjona

El escándalo, de por sí cargado de intensidad, alcanzó dimensiones mayúsculas cuando unas grabaciones arrojaron declaraciones poco decorosas de Cetina Arjona, donde confiaba que veía el puesto como una oportunidad para “hacer lana”. Y además hablaba del “poder” del cargo, desde el cual “manejas al Poder Judicial, manejas a los jueces…”. Todo esto salió a la luz producto de un minucioso reportaje de Hernán Casares Cámara publicado por el Diario.

Un año después la misma dependencia gira en medio de otro escándalo, el caso Ravelo, por el cual es acusada de “falsedad en dictámenes ministeriales”, basados en que “personal de la Fiscalía General del Estado de Yucatán… falsearon dictámenes periciales y presionaron ilícitamente a testigos, con la finalidad de ejercitar acción penal en contra de policías municipales”, según se desprende del dictamen de la Fiscalía General de la República. Esto es, modificaron la realidad con fines ajenos a la búsqueda de la verdad.

La procuración de justicia en el Estado está, pues, sostenida con alfileres. La pregunta obligada es ¿cuántas personas señaladas como culpables no lo son?

Imagine transitar por la calle y ser abordado por la autoridad con cualquier motivo, ser objeto del levantamiento de cargos por algo que usted no cometió, procesado y, cuando apenas está entendiendo qué ha sucedido, ya se encuentra recluido en la cárcel con escasas posibilidades de salir. Este hipotético (¿?) caso puede ocurrir con asombrosa facilidad si la Fiscalía “falsea dictámenes periciales” para perjudicarlo a usted.

Volviendo al caso Ravelo, evidentemente la Fiscalía estatal tratará de contrarrestar la acusación de su homóloga federal. Está obligada a responder y aún podría salir bien librada, pero por ahora el golpe ya está dado. Y con fuerza. ¿Le suena conocido el caso? Es como cuando la Policía Estatal de Investigación detuvo y exhibió a los policías municipales acusados de torturar, violar y matar a José Eduardo. Nada se había dictaminado en su contra, pero la exhibición ya estaba hecha, el golpe se había dado.

¿Debemos acostumbrarnos a que la Fiscalía sea un despacho que, mediante chicanas, transgresiones de los hechos y creación de su propia verdad ejerza la procuración de justicia en el Estado?

¿Es un precio que debemos pagar para vivir en la entidad más segura del país?

Entonces, de ser así, ¿debemos acostumbrarnos a vivir con la zozobra de que en cualquier momento se nos cree un expediente falso, acuse y encarcele con esa carencia de pudor con que al parecer se manipula la procuración de justicia?

Esta vez fueron policías municipales. Mañana puede ser usted o yo.- Mérida, Yucatán Twitter: @olegariomoguel

*) Director de Medios Tradicionales de Grupo Megamedia

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