Su pasión fue la revolución
Sergio Ramírez expuso ayer una dramática visión del futuro de su país, Nicaragua, y de Venezuela sobre el final de los conflictos que viven.
También consideró que México debe ejercer un papel más activo en los acontecimientos de Hispanoamérica, porque es el segundo país más grande del continente y tuvo una participación importante en la caída de Anastasio Somoza.
El Premio Cervantes 2017, escritor, periodista y vicepresidente de Nicaragua en el primer mandato de Daniel Ortega, intervino en el conversatorio “Entre literatura, política y periodismo” junto a Felipe Restrepo Pombo.
En su exposición ante numeroso público, Ramírez dijo que la revolución en América Latina ha generado desencanto, como también lo ha hecho la izquierda por sus actos de corrupción.
Los jóvenes, dijo, deben empezar a gobernar porque no pueden ser rehenes de los políticos que se aferran al poder. En Nicaragua, su compañero de lucha en la guerrilla sandinista lo está haciendo porque no tiene una alternativa de vida. “Será difícil que claudique en forma pacífica”, como lo demuestran los 800 presos políticos que hay en el país.
Sobre Venezuela, pronosticó que la crisis humanitaria y el problema eléctrico acrecentarán el conflicto.
A la pregunta de Restrepo de si se contraponen o complementan sus vidas como personaje público y hombre de letras, Ramírez respondió que “la doble vida del escritor y el político no la inventé yo, es una tradición antigua, desde (Domingo Faustino) Sarmiento: escribió ‘Facundo’, fue presidente de la Argentina independiente. Luego (Rómulo) Gallegos, que fue presidente de Venezuela, creo que lo eligieron por escribir ‘Doña Bárbara’”.
“No se olviden de que Mario Vargas Llosa quiso ser presidente de Perú, ganó la primera vuelta y la segunda la perdió ante alguien que más bien parece un personaje de sus novelas, (Alberto) Fujimori”, indicó.
“En América Latina la gente piensa que los escritores sirven para todo, hasta para políticos, pero no creo que sea así. Y eso de la doble vida es relativo, cuando (Juan) Bosch se metió a la política no volvió a escribir, se dedicó a derrocar a Trujillo y luego a gobernar”.
“Son dos vidas incompatibles. Si un escritor joven me dijera que se dedica a la política le diría que no se pueden hacer las dos cosas. Viví en Alemania solamente como escritor, el último libro lo escribí cuando volví a Nicaragua. Diez años no escribí, me metí en la revolución, viví a salto de mata, en la clandestinidad; sentarse frente a una máquina en la soledad no es posible”.
“Entré en la revolución, no en la política. Si me hubieran dicho: fundemos un partido y luego serás ministro, a mí no me hubiera interesado; me interesaba una revolución, por eso sacrifiqué la literatura. Yo no fui verdadero político, mi pasión fue la revolución”, aclara.
Sobre el periodismo en Latinoamérica, Ramírez opinó que los periódicos deberían apostar por el trabajo de investigación, encontrar el ángulo distinto de la noticia.
“Un periodismo bien hecho puede llevar a caer a los gobiernos. Están las pruebas”.— Joaquín Chan Caamal
En el poder
“En 1984 salí electo vicepresidente”, recordó Sergio Ramírez en el conversatorio. “Me levantaba a las cuatro de la mañana y escribía”.
Propaganda
“Hice una novela de un personaje de los años 30, era imposible una de la revolución, sería una novela de propaganda y un escritor necesita distancia crítica para meterse en hechos contemporáneos. Desde el poder no se puede escribir, se termina haciendo propaganda”.
