La doctora Sarah Williams llegó por primera vez a la península de Yucatán en 2008 con una idea muy distinta de lo que sería su vida
La doctora Sarah Williams llegó por primera vez a la península de Yucatán en 2008 con una idea muy distinta de lo que sería su vida

Cuando la doctora Sarah Williams llegó por primera vez a la península de Yucatán en 2008, tenía apenas 18 años y una idea muy distinta de lo que sería su vida.

Su visita como parte de un programa académico de verano fue el origen de una investigación de casi dos décadas sobre las parteras tradicionales.

“Yo llegué por primera vez en la península cuando estaba estudiando en la Universidad del Estado de Texas, por un programa de antropología cultural”, cuenta la doctora Williams.

“Había una partera en la esquina de la casa. Nos conocimos y ella sigue siendo una gran amiga. He trabajado con ella por 17 años”.

Desafíos y transformaciones en la partería tradicional

Ese primer encuentro cambió el rumbo de su vida. Sarah Williams, quien entonces estudiaba música, cambió su enfoque hacia la antropología médica.

Desde entonces ha regresado repetidamente a Quintana Roo y Yucatán para documentar las prácticas, desafíos y transformaciones en la partería.

Uno de sus hallazgos más persistentes ha sido la brecha entre la imagen pública de la partera tradicional y la complejidad real de su práctica.

“Yo creo que hay una imagen de la partera que es un poco estereotípica, como una viejita que solo habla maya y practica tradiciones sin ciencia. Pero en realidad es mucho más complicado”.

Muchas de las parteras que ha conocido aprendieron en clínicas, en contacto directo con doctores, y más tarde buscaron a otras parteras para aprender métodos tradicionales.

Esta hibridación de saberes les ha dado un perfil que escapa un poco de los modelos espirituales o “hippie” con los que a veces se asocia la partería tradicional.

“Las parteras tradicionales que conozco en Quintana Roo tienen prácticas más cercanas a las obstétricas que a las de parteras que vienen de Estados Unidos, quienes pueden ejercer con más libertad sus creencias espirituales por su lugar socioeconómico”, explica la doctora.

A través de su trabajo de campo, acompañando partos y asistiendo a capacitaciones mensuales en jurisdicciones sanitarias, la investigadora ha documentado cómo estas mujeres operan en una doble frontera: fuera del sistema formal, pero fundamentales para él.

“Muchas veces son muy formales. Tienen su boca cubierta, sus herramientas. Su forma de trabajar es casi como en un hospital, pero sin cicatriz, más humano, más conectado”.

Ser partera en México

En México, las parteras deben asistir a capacitaciones mensuales para obtener una credencial que les permita ejercer legalmente.

Sin embargo, el reconocimiento estatal no se traduce en apoyo económico o institucional suficiente.

“Habían programas como IMSS o Progresa que les pagaban, pero con sueldos muy pequeños, casi nada (…) Las mujeres siguen con sus servicios por su relación con el pueblo, no por dinero”.

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Médicos pierden conocimientos, que las parteras conservan

Sarah Williams también denuncia la pérdida de conocimientos médicos entre los nuevos doctores, especialmente en técnicas que las parteras aún dominan.

“Conozco muchos doctores en Quintana Roo que, cuando llega una mujer con un bebé mal acomodado, buscan a una partera para regresarlo a su posición. Ellas son expertas en eso. Usan la sobada maya, que es muy efectiva”.

Tras años de observación y aprendizaje, la doctora Williams prepara un libro que espera publicar en 2027 con una universidad estadounidense o canadiense.

El texto buscará mostrar, a través de una etnografía, la transformación de la partería en el contexto de cambios poblacionales, leyes de salud y flujos migratorios.

“Tengo casi 17 años trabajando en estos temas. Entonces, tengo una visión larga de los cambios desde 2008 hasta ahora”.

Según su análisis, la invisibilización de las parteras y de las mujeres indígenas es un fenómeno global.

“Tenemos esa visión de una partera como algo del pasado, una época que ha pasado. Pero las parteras siguen en el presente y van a seguir en el futuro”.

“Si tuviéramos una valoración diferente de ellas, podríamos incluirlas formalmente en el sistema, como en otros países. Tal vez en hospitales, tal vez en casas de parto. Pero con una relación formal con el sistema de salud”, concluye la doctora Williams.

Jorge Iván Canul Ek es licenciado en Periodismo y Ciencias de la Comunicación y actualmente reportero de la Agencia Informativa Megamedia. Tiene 22 años de trayectoria en los medios, y es colaborador de Grupo Megamedia desde 2004. Los temas de arte y cultura, comunidades, ciudadanos y espectáculos son su especialidad. Con especial gusto por la crónica para el desarrollo de sus historias.