En el marco de la celebración del día dedicado a San Juan Diego, un numeroso grupo de fieles se reunió anoche en el parque de La Mejorada, punto desde el cual integrantes del movimiento Cursillos de Cristiandad y otros feligreses participaron en una procesión rumbo a San Cristóbal. La actividad se llevó al cabo como parte de las festividades en honor del santo indígena.
Al frente del contingente se encontraban Ernestina del Rosario Pérez Mac, presidenta del movimiento Cursillos de Cristiandad, y los padres Santos Ángel Villegas Gil, asesor del grupo, y Alejo Huchim Mukul, rector de Santa Lucía.
La presidenta detalló a Diario de Yucatán que la peregrinación partió de La Mejorada y avanzó por toda la calle 50 hasta llegar al santuario mariano, donde el párroco ya los aguardaba para iniciar la celebración eucarística. Entre los participantes se observaron personas con globos y playeras con la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Los devotos realizaron el recorrido con entusiasmo, en un ambiente de alegría y manifestaciones de fe, con el propósito de honrar a la Virgen. El contingente era encabezado por una camioneta que transportaba una representación viva de la Virgen María y San Juan Diego, a cargo de dos menores, quienes acompañaron a la presidenta al momento de ingresar a San Cristóbal.
El padre Santos Ángel Villegas Gil señaló que estas fechas adquieren especial relevancia, pues el lunes se celebró a la Virgen de la Inmaculada Concepción. Añadió que el día de San Juan Diego, ayer, coincide con la preparación de la Iglesia para la llegada de Jesús en el tiempo de Adviento. Indicó que estos acontecimientos generan emociones intensas y alegrías significativas que renuevan la fe y la esperanza de la comunidad.
Durante la marcha, la presidenta Ernestina Pérez dirigió un mensaje a los jóvenes, exhortándolos a mantener su fe. “Lo más importante es no perder la fe. Es creer en nuestro Señor Jesucristo y en su madre. Todos debemos tener fe y ánimo para seguir adelante”, expresó.
Finalmente, el padre Santos Villegas recalcó que “nunca es tarde”, e invitó a aprovechar cada etapa de la vida para construir un mundo y un futuro mejores, tarea que, afirmó, está en manos de cada persona y de manera particular de la juventud.
Al concluir la misa se realizó una convivencia en la que se compartieron testimonios. Entre los asistentes se observó a un grupo de antorchistas cuyo punto de partida fue el puerto de Sisal.— Ilse Noh Canché



