Credit: los editorialistas de religión

“Y SE FUERON A VIVIR A NAZARET”

El texto del Evangelio de hoy puede ser considerado como el relato de un “nuevo éxodo”: la huida a Egipto, y, luego, pasado algún tiempo, el regreso de allí, obedeciendo san José la indicación de lo que Dios quiere (su voluntad), lo cual hace que, en este episodio, san José se constituya en el personaje central del relato.

San Mateo relaciona, de esta forma, los comienzos de la vida terrena de Jesús con los orígenes del pueblo de Israel, para mostrar que, con Jesús, comienza un pueblo nuevo. También nos presenta la infancia de Jesús atravesada por su destino futuro de Mesías perseguido. Por otra parte, Jesús está profundamente arraigado en su familia: protegido por María y san José. Será llamado “nazareno” y en aquella aldea anónima de Galilea transcurrirá la mayor parte de su vida.

Pero Jesús es único y pertenece a Dios Padre. Esta misión marca, ya desde la infancia, su vida entera, incluyendo los avatares de los suyos. San José y la Virgen María tuvieron una misión fuera de lo común y de lo ordinario: contribuir a que el Niño Jesús creciera “en edad, sabiduría y gracia”, porque el malvado Herodes iba a buscar al Niño para matarlo.

Por lo tanto, Jesús desde pequeño queda situado en la línea de los débiles y perseguidos, para estar cerca de las familias más sencillas y pobres. Él es un Dios débil que acampa entre los débiles y humildes, que comparte la suerte de los desterrados, y será crucificado fuera de la ciudad… Que el Señor nos cuide y nos proteja y nos libre de todo mal.

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