MÉRIDA, Yucatán.— Osmara Estrella Huchim trabajaba dando clases en una escuela cuando vio la convocatoria del Ayuntamiento de Mérida para ser guardaparque.
No había pensado ser una, pero cada vez que iba al parque, le llamaba la atención la labor que los guardaparques desempeñaban.
Por ello, cuando vio la convocatoria pensó que no solo sería una oportunidad para tener un mejor salario, sino para hacer algo diferente a su profesión de trabajadora social.
Decidida, llevó sus documentos y al poco tiempo le informaron que había sido aceptada.
La asignaron en el sector norte en los parques de Chenkú, Chuburná y, a veces, Pensiones.
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Actividades como guardaparque
Su jornada comienza a las 7 de la mañana. A esa hora llega al resguardo y prepara la cuatrimoto para comenzar con sus rondines.
El primer rondín lo hace caminado en el parque, acompañada de un perrito que el grupo de guardaparques de esa zona adoptó, al finalizar se sube a la cuatrimoto para acudir a los demás parques.
Hasta antes de trabajar como guardaparque, Osmara no sabía manejar dicho vehículo, solo sabía montar bicicleta y tenía nociones del manejo de automóvil.
“Aquí comencé a manejar, y sí me dio un poco de temor”, dice tras comentar que le llevó dos semanas aprender.
Y ahora no es raro verla llegar en el vehículo a los parques de San Luis Chuburná y El Rosario. Durante su trayecto, se detiene en una frutería que les regala merma de fruta y con lo que alimenta a unos iguanos.
Como parte de su labor, también le pide a las personas que pasean con sus mascotas, que les pongan correa y que levanten las heces fecales.
Osmara dice que lo más bonito de su trabajo es convivir con la gente, pero también el cuidado de la flora y fauna. “Tratamos de apoyar en lo más que se pueda con los animalitos y apoyar a la gente”.
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Situaciones desfavorables
Sin embargo, reconoce que su labor no ha estado exenta de situaciones desfavorables. “Los principales retos como mujer son tratar de que la gente entienda que en los parques no se debe consumir alcohol ni sustancias tóxicas. Eso es el mayor reto”.
Dice que muchos no entienden y, además de insultarla, la han querido pegar, “pero hay que tener mucha paciencia, no nos podemos poner al nivel de la persona. Hay que tener mucho tacto”.
Osmara dice extrañar un poco su labor como trabajadora social, sobre todo en las partes de salud y educación, “pero siempre trato de aplicar lo que es mi carrera en los parques”, señala.
