Hace una semana vecinos de Cholul reportaron la aparición y ataque de un jaguarundi que llegó a las casas en busca de alimentos ante la escasez en el monte y la devastación de su hábitat natural por el crecimiento urbano de Mérida.
Hoy domingo, a las 7 de la mañana, un gavilán detectó en una terraza de un predio del fraccionamiento Morelos una jaula con tres cordonices japonesas y los quiso cazar.
Gavilán entra a una casa de Mérida para cazar otras aves
La poderosa ave de rapiña entró por las rejas de la entrada principal de la vivienda y planeó sobre la jaula de alambre de acero con las garras afiladas, listas para atrapar a alguna de las pequeñas aves.
El gavilán se posó aleteando sobre la jaula, por los costados queriendo asustar a las codornices, pero no lo logró. Las cordonices japonesas mostraron mucha inteligencia, se agazaparon juntas debajo del pequeño tronco que les sirve de trampolín o nido, lejos de las garras afiladas, y no se movieron.
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No mostraron pánico ni chillaron desesperadas ni huyeron despavoridas dentro de la jaula y salvaron la vida.
Un movimiento en falso, un acto de desesperación pudo ser mortal para alguna de las codornices porque el gavilán es un experto cazador silvestre en tierra y aire. Sin embargo, las codornices fueron inteligentes, más pacientes…, de cerebro frío.

El feroz revoloteo del gavilán hizo que los dueños de la vivienda, ubicado en la calle 8 poniente, salieran para ver el motivo del ruido y vieron al ave de rapiña parado sobre la jaula.
El gavilán, sin temor a los habitantes de la casa
El ave no se asustó. Voló lentamente sobre la reja de salida de la casa sin perder de vista la jaula y sus potenciales víctimas.
En su vuelo, las alas del gavilán se atascaron entre reja y reja, pero cuando se acercaron las personas para capturarlo, voló sobre el tensor de un poste de la CFE de la calle.
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Luego, voló sobre el techo de la casa y desde allí vigiló por unos minutos la jaula hasta que las mascotas, propiedad de una niña de nombre Vale, de 7 años de edad, fue guardada dentro de la vivienda.
El gavilán siguió su vuelo por las colonias y fraccionamientos del sur de la ciudad donde todavía queda muchos terrenos baldíos, áreas verdes, árboles y muchas casas tienen mascotas como pájaros, conejos, peces, entre otras especies, enjaulados.
