MÉRIDA.- Los yucatecos no posponen sus tradiciones. Pese a la lluvia y al bochorno, los mercados del Centro están abarrotados de personas que acuden a compran todo lo necesario para poner su altar de muertos.

Venta de flores, velas, veladoras, dulces típicos y regionales, así como de tamales, pibinales y el delicioso pib para dar gusto a los parientes difuntos. Además de la típica cruz verde, las jicaras y los calabazos.

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“Ya no tengo cruces. Se vendieron todas chicas, medianas y grandes”, comentó Alondra Pech Marín, de uno de los puestos del “Lucas de Gálvez”. Estas cruces van desde los 100 pesos sin pintar, 300 pintadas a mano y hasta más de 500 pintadas y decoradas con listón.

Desde temprano, los pasillos de mercados como el “Lucas de Gálvez” y “San Benito” se llenaron de clientes que también buscan frutas, flores, comida tradicional y otros objetos imprescindibles para sus altares.

¿A qué huele el Hanal Pixán?

Incluso podían percibirse los aromas típicos: incienso, copal y dulces como calabaza, tejocote, cocoyol o nances en almíbar. Buñuelos, chocolate hecho a mano, atole nuevo, cocadas, pepita y mucho más.

Todo esto indica que se siguen respetando, cultivando y cumpliendo con la principal tradición del Hanal Pixán, “comida de las ánimas”, que implica la preparación de altares donde se colocan alimentos y objetos que recuerdan a los seres queridos que han partido.

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Las ofrendas varían de acuerdo con las creencias de cada familia, pero incluyen generalmente frutas, atole de maíz, dulces, y las favoritas del difunto, acompañadas de velas para guiar el alma y agua para calmar su sed en el viaje de regreso.

Para muchos yucatecos, la compra de estos productos va más allá de un simple ritual; es un acto de amor y respeto hacia sus antepasados. “Es una forma de honrar a quienes se nos adelantaron y de enseñar a nuestros hijos la importancia de mantener viva nuestra cultura maya”, comenta doña María Cocom, quien acude año tras año a adquirir las ofrendas para su altar.

Hanal Pixán en Mérida

Los vendedores, por su parte, se preparan con anticipación para abastecerse y satisfacer la creciente demanda. Floristas, panaderos y artesanos han trabajado intensamente en días recientes para ofrecer productos que son imprescindibles en los altares.

La actividad en los mercados también es un reflejo de la cultura que caracteriza a Mérida, donde convergen tradiciones mayas, católicas, incluso de otros lugares.-Darinka Ruiz

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