Conforme el termómetro comienza a marcar cifras más propias de un horno que de una ciudad, en el Parque Zoológico del Centenario han comenzado los preparativos para enfrentar la temporada de calor.
No se trata de sombrillas ni ventiladores, sino de estrategias originales y hasta sabrosas.
Odeisi Mora Camacho, jefa del zoológico, comparte que cada año el calor obliga a redoblar cuidados en los animales.
“Dentro de esas acciones están las mejoras de techos, si hay techos que están muy dañados se ve cuáles pudieran representar escasez de sombra para los animales”, explica.
Asimismo, se colocan bebederos de más para asegurarse de que el agua fresca nunca falte.
Las estrellas del verano son las paletas heladas, pero con un giro delicioso para los animales: para los felinos, explica la jefa del zoológico, las paletas se preparan con porciones de sangre y carne de su propia dieta.
En el caso de los primates, el postre viene cargado de fruta y color:
“Se les ponen colorantes vegetales para que sean más atractivas”, dice Odeisi Mora. Estas delicias se entregan dos veces por semana, justo cuando el calor aprieta más.
Las aves, que son de las especies más sensibles al golpe de calor, requieren atención especial.
La encargada del centro recreativo señala que se les monitorea constantemente el agua y la sombra, ya que pueden sufrir más que otros animales en estas fechas.
Además, el personal adapta los horarios de alimentación para evitar las horas más calientes del día.
Otra medida adoptada en fechas calurosas son los baños refrescantes. Algunos felinos y animales de pradera reciben duchas directas para ayudarles a regular su temperatura.
Se cuida hasta el menú. “Se cambia el tipo de frutas, buscando las que no se acidifiquen fácilmente, sobre todo para los primates”, detalla Odeisi Mora. Todo suma cuando se trata de mantener frescos y felices a los habitantes del zoológico.
“Esas son algunas de las medidas que se implementan ahorita para las temporadas de calor en los ejemplares”, dice la funcionaria.
De esa manera, en el Centenario, el verano no solo se sobrevive, sino que también se saborea. Aunque claro, con sabores que solo un tigre o un mono podrían disfrutar de verdad.
