Aunque la economía informal aporta el 25.4% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y registró un incremento de 0.7% respecto a 2023, según dio a conocer el Inegi, en Yucatán el fenómeno continúa como uno de los principales retos para el desarrollo económico, la competitividad y la recaudación fiscal.
Así lo advirtió Isaías Marrufo Góngora, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) Grupo Yucatán.
Además explicó que, de acuerdo con los datos trimestrales, la entidad se mantiene prácticamente sin cambios en sus niveles de informalidad laboral.
“Seguimos como estado en un nivel de informalidad de alrededor del 58%, nos mantenemos en ese mismo nivel, ligeramente peor, pero ligero, la verdad, no hay que ser irresponsables, ligeramente peor, pero seguimos en el 58% de nivel de informalidad según los datos trimestrales que se tienen”, señaló.
El presidente del IMEF Yucatán subrayó que este fenómeno tiene consecuencias que van más allá del ámbito económico, al generar impactos sociales de largo plazo para quienes se mantienen fuera de la formalidad.
“Esto trae un impacto social importante porque esa informalidad es gente que tiene una menor calificación en su historial crediticio, es gente que más adelante va a ver un costo social como puede ser el retiro, por ejemplo, o en el caso de temas de servicios médicos y ni qué decir con la parte de contribución”, afirmó.
En materia fiscal, Marrufo Góngora destacó que una mayor formalización permitiría ampliar la base de contribuyentes y reducir la presión sobre quienes ya cumplen con sus obligaciones.
Base fiscal
“Si podemos ampliar la base de contribuyentes como el sector laboral y también las empresas eso puede hacer que los que ya estamos en la formalidad nos cobren un poquito menos. De lo contrario, la presión va a ser cobrarle a los mismos”, advirtió el dirigente.
El entrevistado señaló que la informalidad representa una oportunidad desaprovechada para fortalecer la economía nacional.
“Nos parece que la informalidad es un área de oportunidad que le puede dar muchísima fortaleza a nuestro país y lo que de manera natural habría que hacer es fomentar el emprendimiento, fomentar la inversión, fomentar la apertura de empresas, hacer estrategias que inviten, incentiven a pasar de la informalidad a la formalidad”, sostuvo.
A una pregunta sobre los sectores donde se concentra este fenómeno, el dirigente empresarial indicó que no existe un desglose específico, aunque sí una tendencia clara relacionada con el tamaño de las empresas.
“No tenemos el dato por sector, pero cuando un negocio no es formal difícilmente puede crecer, difícilmente puede escalar. Un negocio manejado, a la antigüita, con informalidad, sin reportes, sin libros, pues es un negocio que no vas a poder hacerlo crecer”, explicó.
Añadió que la informalidad suele concentrarse en emprendimientos pequeños, mientras que las empresas de mayor tamaño tienden a formalizarse por razones de control interno y expansión. “Esa suele ser la tendencia independientemente del sector en el que se encuentre”, dijo.
Finalmente, explicó que la informalidad en los emprendedores suele ser una etapa inicial y natural.
“Cuando uno emprende típicamente se empieza con productos mínimos viables… en una primera etapa pues están en prueba y error y no necesariamente es una empresa”, señaló, aunque insistió en la necesidad de transitar gradualmente a la formalidad, proceso que “no se logra en un año o en dos”, sino mediante una estrategia de largo plazo.
