Rafael Caro Quintero, “el Príncipe”, era “un hombre salvaje, sin escrúpulos, torturador y asesino”, que “ordenaba violar y descuartizar solo por capricho”. Así lo recuerdan policías judiciales de Jalisco que fueron sus escoltas, según publica Anabel Hernández en su libro “Emma y las otras señoras del narco”.
Según la periodista, los testimonios “narran que él ordenó y participó en actos que sobrepasan el grado de lo inhumano contra personas inocentes, como aquellos Testigos de Jehová estadounidenses que terminaron descuartizados porque Don Neto y él los confundieron con agentes de la DEA a fines de 1984″.
¿Dónde detienen a Rafael Caro Quintero?
“Aún así, con su violencia, Caro Quintero tenía fama pública de mujeriego y enamorado”, sostiene Anabel Hernández en el capítulo cuatro de su libro titulado “Diana, la diva”, que tiene como hilo conductor la vida de Diana Altagracia Espinoza Aguilar, la actual esposa del narcotraficante reaprehendido hoy 15 de julio en la comunidad de San Simón, del municipio de Choix, Sinaloa, en la frontera con Chihuahua.
A Diana Espinoza Aguilar, su esposa, Caro Quintero la conoció en prisión en 2010. Él tenía 58 años de edad y purgaba su condena por el asesinato del agente encubierto de la DEA Enrique “Kiki” Camarena y el piloto Alfredo Zavala, ocurridos en 1985. Lo sentenciaron en 1989 a 40 años de prisión. Él ya había estado casado con María Elizabeth Elenes, con quien tuvo cuatro hijos. Ella tenía 40, también tenía hijos y estaba presa por haber sido pareja del narcotraficante colombiano Ever Villafañe.
Caro Quintero: ¿quién es su esposa?
Y aunque “el Príncipe” buscaba una novia “jovencita, entre 18 y 30 años máximo, sin hijos y, de ser posible, virgen”, Diana estaba dotada “de inteligencia, sensualidad y un escultural cuerpo que la naturaleza había delineado curvilíneo: 1.70 de estatura, piel blanquísima, ojos grandes y redondos color marrón, labios carnosos y modales refinados no muy frecuentes en esos círculos”. No por nada las internas le apodaban “la Diva”. Además, resultó ser reina de belleza. Se coronó en las fiestas de octubre del Reclusorio Femenil de Jalisco, en el Complejo de Puente Grande.
Así, Eli Castro, conductora de Televisa Guadalajara, fue quien los puso en contacto. Su amistad comenzó a través de llamadas telefónicas con el capo que en ese entonces estaba en el Reclusorio Varonil de Jalisco. Diana Espinoza Aguilar dejó la cárcel en 2011. Según un juez no era penalmente responsable de los delitos que se le atribuían. Entonces le devolvieron todas sus propiedades joyas y dinero.
Cabe mencionar que entre sus propiedades está una residencia en Farallón 304 de Jardines del Pedregal, en la Ciudad de México. La casa de más de 2,000 metros cuadrados tiene tres niveles con chimenea, jacuzzi, cinco recámaras, siete baños, ocho lugares para estacionamiento. Cuenta con un jardín bardeado con piedra volcánica, piscina y una escalinata de vidrio.
Esta casa fue rentada por “la diva” para set de telenovelas e incluso para series de narcotraficantes. Ahí se grabó “Rubí”, estelarizada por Bárbara Mori. También la versión americana de “La reina del Sur”, cuya protagonista es Alice Braga.
“Kiki” Camarena, motivo de extradición
Cuando ella salió del confinamiento, comenzó a visitar a “el Príncipe”. Así concibieron un hijo, que hoy debe tener alrededor de 10 años. Caro Quintero dejó la prisión en agosto de 2013, por fallas en su proceso judicial.
Sin embargo, a los pocos días se giraron nuevas órdenes de aprehensión en su contra, una para ser extraditado y ser juzgado nuevamente por el homicidio de “Kiki” Camarena, y la otra para cumplir los 12 años de prisión que le faltaron para cumplir los 40 años de cárcel a los que fue condenado.
Última entrevista de Rafael Caro Quintero
Recién salió de la cárcel la vio a ella y a su hijo. Se fueron a su tierra, Badiraguato, Sinaloa. Ella se decía enamorada y confiaba en que él ya se había regenerado. Así, él vivió a salto de mata durante todos estos años.
En 2016 dio una entrevista en medio de la clandestinidad a Anabel Hernández. La periodista dice que fue presionado por Diana Espinoza Aguilar. En ella declaró que ya no se dedicaba al narcotráfico y que no torturó ni mató al agente de la DEA.
“Estuve en el lugar equivocado”, dijo. Sin embargo otros testigos señalan que el participó desde la planeación del secuestro, la tortura y la desaparición del cuerpo.
Según Anabel Hernández, la Diva comenzó el proceso de divorcio en 2020; sin embargo, se desconoce si se concretó.