PROGRESO, Yucatán.— En el marco de la celebración del Día de los Fieles Difuntos, que se conmemora este jueves 2 de noviembre, en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Chicxulub Puerto, se llevó al cabo una misa en el cementerio de esta localidad.

La ceremonia dio inicio a las 7 de la mañana, fue oficiada por el párroco Ricardo Ruiz Sacramento ante poco más de 100 fieles, que acudieron a la cita, en medio de los efectos del frente frío número 8, cuando aún se sentían rachas de viento frío.

En su homilía, el Pbro. Ruiz Sacramento dijo que la muerte es algo natural, que no se trata de una “maldad de Dios”, porque Él no nos creó para este mundo, sino para la vida eterna, por lo tanto, la muerte no es un trágico final para los creyentes.

Haciendo referencia a San Pablo, el párroco dijo, “Si Cristo murió y resucitó, nosotros con él moriremos y resucitaremos”, al tiempo que afirmó que en otros pasajes bíblicos también se menciona la vida que nos espera después de la muerte.

De igual manera, hizo un llamado a los presentes a mantenerse en comunión con Cristo para aspirar a tener vida eterna, “Hoy, escuchamos el pasaje del pan de vida eterna, nos dice que ‘el que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna’, más adelante dice que ‘quien no come mi carne y no bebé mi sangre no tendrá vida eterna’”, aseguró el párroco.

El padre Ruiz Sacramento comentó que, solo el 5% de los bautizados comulga durante la misa y que deberíamos todos buscar esta comunión; sin embargo, recordó que Dios es un ser misericordiosos y que si bien, a pesar de nuestros esfuerzos no nos resulta suficiente para entrar a su reino Él buscará la manera de completar lo que nos hace falta para llegar a su lado.

Por último recordó que la iglesia está conformada por tres bloques, la Iglesia Reinante, conformada por los santos ya sea canonizados o bien los santos anónimos, que todo el tiempo oran e interceden por nosotros los vivos que formamos la Iglesia Peregrina, que debemos buscar siempre orar y hacer acciones buenas pensando en nuestros fieles difuntos, por quienes conforman la Iglesia Purgante, para ayudarlos a limpiar las manchas del pecado que no les permite aún llegar al reino de los cielos.

Antes de dar la bendición final, invitó a los fieles a recordar a sus familiares fallecidos, pero recordar los momentos buenos, así mismo indicó que colocar las fotos, limpiar sus tumbas y demás es parte de mantener viva la memoria de quienes nos han dejado e invitó a los presentes a seguir orando por los que ya no están.

Al término de la celebración, con apoyo de los ministros de la Eucaristía, el padre Ruiz Sacramento recorrió el cementerio realizando la aspersión de agua bendita; caminó entre las tumbas, visitó cada uno de los nichos, donde los familiares lo esperaban, mientras concluían con algunos trabajos de limpieza y colocaban flores y veladoras.

De igual manera y aunque el cielo ya amenazaba con soltar la lluvia, en muchos nichos se pudo apreciar cómo las familias se preparaban para llevar a cabo un rezo para dar la bienvenida a sus familiares.— (Por Abraham Ismael Raz Herrera).

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