(Primera Columna publicada el 9 de agosto de 2008)
Se reanudó ayer en la banca de costumbre la sesión sobre cosmología política yucateca, suspendida cuando el reportero consultó la opinión de César Pompeyo sobre el futuro de Yucatán a partir de la madre de todas las bachatas, armada el viernes uno de agosto en la Plaza Grande para celebrar el primer cumpleaños de Ivonne Ortega Pacheco en Palacio.
Con cierta reserva no comprendida en ese momento por el periodista, Pompeyo señaló la posibilidad inquietante de que, dada la magnitud del lucimiento personal alcanzado en apenas un año por la gobernadora, en el segundo cumpleaños el grado de su fulgor ascienda del rango de estrella a la jerarquía espectacular de la supernova.
Investigó el reportero, estu- dió los descubrimientos de Stephen Hawkins, el astrónomo parapléjico, y entendió la reserva de don César.
La supernova despide en unos momentos más resplandor que todo el que irradia un sol común y corriente en más de un año, es cierto, pero la supernova es la estrella moribunda que, hinchada de luz, estalla y se desintegra en luminarias enanas.
Si lo trasladamos a la política, este fenómeno se podría llamar balcanización. La palabra viene de Balcanes, región de Europa donde el estallido de los gobiernos o la caída de sus líderes ha ocasionado con frecuencia, en el curso de la historia, la aparición o desaparición de dinastías y países.
Balcanizada al caducar el comunismo, Yugoeslavia se ha divido en siete países. Cuando un partido político se balcaniza, en su firmamento, dominado antes por una estrella, los cuerpos celestes de segundo orden, como los cometas errantes y los satélites, se precipitan a llenar el vacío en una competencia de pigmeos.
El vacío puede ser un agujero negro. El siniestro “black hole” penetrado por Hawkins desde su silla de ruedas. Un agujero con tal densidad en su masa, con tal poder de gravedad, que se traga todo, hasta la luz. Por eso le dicen negro.
El reportero entendió la reserva del señor Pompeyo. Comprendió que después de la madre de todas las bachatas Yucatán podría tomar la ruta de la supernova, la balcanización y el agujero negro. Podría. Una posibilidad nada más. Remota, desde luego, pero posibilidad al fin. De posibilidades están pavimentados los panteones.
—¿Qué podemos o debemos hacer, don César, después de la archibachata para que no nos volvamos pavimento? —preguntó el reportero.
—Le cedo la respuesta a la señora Ortega Pacheco. Recordemos algunas de sus recetas infalibles para gobernantes en peligro de perder el piso. Están en el catecismo que expone su doctrina, proclamado, como sabes, cuando subió al trono el uno de agosto de 2007. Por ejemplo, en el capítulo 2, versículo 6, dice: “Ofrezco un gobierno que, llegado el caso, tenga la modestia, la sabiduría y, sobre todo, el valor de recordar”.
—Ya hemos elogiado aquí en la banca, en sesiones anteriores, la importancia que Ivonne otorga a la modestia —prosiguió don César—. Es un sentimiento que subraya luego en c3, vs6: “Mi gobierno jamás será de protagonismos o lucimiento personal”. Oigo todavía los aplausos que interrumpieron su discurso cuando anunció: “Ejerceré el poder pensando en la gente más humilde” (2, 5). Aplausos que fueron más vibrantes cuando explicó: “Mi apoyo a los humildes y a los más necesitados no será de subsidios ni de derroches, mucho menos de clientelismo (2, 4)…”.
—A mí se me grabó una frase feliz de doña Ivonne en el catecismo —intercaló el reportero—: “Ofrezco un ejercicio del poder que sea realista, prudente y transparente”. Pero no me acuerdo en qué parte del documento.
—Capítulo 3, versículo 4 —puntualizó Pompeyo—. Has puesto el punto sobre la “i” reportero. Para no balcanizarnos, para no hundirnos en agujeros negros, eso es lo que necesitamos: transparencia y prudencia, sabiduría y valor para rectificar, humildad, modestia. Tacones en el suelo en vez de estrellas en el cielo.
