Incesto en Yucatán. José recibió a sus familiares para una comida dominical, en Mérida. Mientras se asaba la carne fue a la sala para ver cómo transcurría el partido por televisión.
Se acomodó en el mullido sofá, hasta donde su pequeña sobrina lo alcanzó para sentarse en su regazo y, al contacto con ella, una especie de corriente eléctrica lo invadió de pies a cabeza.
Recordó las imágenes de internet que había visto la noche anterior y parte de la madrugada de ese día.
Asustado de sí mismo, bajó de inmediato a la menor. Inquieto, pensó mucho en el tema, pues ver pornografía ya era un hecho recurrente.

El peligro era inminente porque ahora las imágenes se materializaban: de las pantallas a su mente y de ahí a la reacción de su cuerpo en una escena familiar.
Así dio su testimonio José, cuyo nombre real es otro, ante su terapeuta cuando decidió buscar ayuda profesional para hallar una solución. En este caso, la persona actuó con responsabilidad, pero no es lo común.
Incesto en Yucatán, grave
“Yucatán está en una posición muy grave. Tenemos un gran problema de incesto. Es cultural, pero no por serlo es sano”, señala con firmeza Víctor Manuel Chan Martín, presidente de la asociación civil Hogares Maná, asociación civil que trabaja contra la violencia infantil, y ayuda a menores en condiciones de pobreza extrema.

“Niñas y niños son abusados sexualmente por el abuelo, el primo, el tío, el padre biológico o por la pareja de la mamá. Es una realidad que se vive en estos momentos.
“En mi opinión 7 de cada 10 niños, en Yucatán, han tenido alguna experiencia de agresión sexual por parte de un familiar”.
Sin embargo, a pesar de la gravedad, el incesto en Yucatán no se refleja en las cifras oficiales.
Pues de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), sólo hay 5 casos registrados de 2015 a septiembre de 2023.
El subregistro es evidente al revisar los boletines de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán y del Poder Judicial de la entidad, que difunden sentencias de abuso sexual por parte de familiares con grado de consanguineidad que convierte el delito en incesto, pero no se tipifica como tal y no se reflejan en el conteo oficial, pues el SESNSP tiene otros datos.
Incesto, entre la culpa, la vergüenza y el silencio cómplice
Y es que el abuso sexual, y particularmente el incesto, sigue siendo un tema tabú del que pocos se atreven a hablar.
Si se hace es entre cuchicheos, en voz baja, lo que platica, la prima, la vecina o la amiga, sobre algún pariente y, en todos los casos a manera de desahogo, piden guardar silencio porque ¿qué va a decir la gente?
Las víctimas y sus familias suelen sentir la culpa y vergüenza que no tienen sus agresores y a muchas personas les preocupa más el qué dirán que una vida destrozada.
Por eso la mayoría permanece sin sanción ante el silencio cómplice de familiares que han normalizado un delito y queda sin castigo un depredador que sabiéndose impune continuará el círculo de violencia.
Mayoría de agresiones, en el entorno familiar
El psicoterapeuta Víctor Manuel Chan Martín explica que, a diferencia de otras entidades del país en donde los agresores son desconocidos o personas ajenas al círculo familiar, en Yucatán es la familia quien abusa sexualmente:
“Acá, el 95% de las agresiones sexuales las cometen un familiar. En consecuencia, puedo afirmar que, en ese mismo porcentaje, son personas que consumen pornografía”.
Un informe de la Interpol con ECPAT Internacional (organismo contra la explotación infantil), del mismo año, confirma que la inmensa mayoría el abuso sexual de menores es obra de personas que forman parte del círculo de allegados a la víctima.
Y agrega un dato devastador: cuanto más joven es la víctima, más graves suelen ser esos delitos, pues un 84% de este material pornográfico estudiado contenía imágenes de actividades sexuales explícitas, agresiones, ataques graves, sadismo u otras “parafilias problemáticas”, como bestialismo, humillación o necrofilia.

Además, señalan que el 60% de las víctimas no identificadas eran menores de 12 años, y entre ellas figuraban bebés y niños pequeños, con formas de abuso más atroces porque son los que menos denuncian.
México, 5° lugar en consumo de videos sexuales
El especialista en terapia familiar, Víctor Manuel Chan Martín, vincula la comisión de delitos con el consumo pornográfico en ascenso, en general.
México ocupó, el año pasado, el quinto lugar mundial en consumo de videos sexuales, de acuerdo con la estadística anual difundida por el sitio Pornhub. El país sólo está detrás de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Japón.
Erotización insana
Víctor Manuel Chan Martín señala: “Vivimos en una entidad con mucha erotización insana, mayoritariamente por varones; también hay mujeres, pero es un porcentaje menor con respecto a los hombres.
“En Yucatán, la erotización insana está normalizada. Se ve como parte de una conducta de los varones. Es decir, pareciera que consumir pornografía es sinónimo de ser varón. Eso nos pone en una situación de vulnerabilidad sexual, sobre todo a niñas y niños”.
El porno recablea el cerebro
Chan Martín indica que en su experiencia profesional ha constatado que muchas de las víctimas de abuso sexual infantil se realizaron por varones que consumían pornografía:
“Puedo asegurar que quienes consumen porno están a un paso de ser agresores”.
Explica el efecto de esta práctica en las personas: “Todos los seres humanos liberamos neurotransmisores de la felicidad, la gratificación: dopamina, oxitocina, serotonina. A nivel de la química cerebral proporcionan paz, placer.
“El consumo pornográfico crea un surco, un caminito, en el cerebro. Cuando el cuerpo de la persona quiere placer este surco le lleva a la pornografía. Esto pone a los varones en una posición realmente de mucho riesgo sexual”.
Este dato lo confirma un estudio realizado por el Centro de Psicología del Ciclo Vital de Berlín en 2014, que indica que el excesivo consumo de contenidos sexuales explícitos disminuye el volumen de materia gris que alberga tejido neuronal relacionado con la inteligencia. Por ello se relaciona con problemas de aprendizaje y pérdidas de memoria,
La adicción al porno
Chan Martín relata que tuvo un paciente, hombre de 45 años, quien consumía porno de las once de la noche a las 4 de la madrugada con el consecuente deterioro físico y laboral. La historia descrita al inicio para la que se utilizó otro nombre:
“Se dormía. No iba a trabajar; o bien, no rendía por dormir pocas horas. Sexualmente él era erotizado por cualquier cosa: una mirada, un roce”.

Esto puede derivar en conductas ilícitas, como el incesto en Yucatán: “No digo que todos los hombres son agresores sexuales, planteo que los varones y las mujeres que consumen pornografía están a un paso y un riesgo de serlo”.
Y es que la pornografía es muy adictiva y puede resultar incluso tanto o más peligrosa que las drogas, de acuerdo con el investigador Morgan Benett, porque genera en quien la consume una narrativa sexual de violencia y uso, y afecta sus relaciones sociales.
Un agresor impune reproduce el patrón de violencia
Víctor Manuel Chan Martín reitera su preocupación por la situación que se vive en el estado y comparte el dato de un congreso al que asistió en: “El problema es que un agresor sexual llega a tener entre 50 y 60 víctimas.
“Aquí, en Yucatán, he encontrado muchísimo que un agresor familiar ha atacado a varios de los sobrinos o los hijos de la misma familia.
“Tenemos un problema muy serio: la pornografía erotiza de manera insana y eso provoca que haya agresiones sexuales”.
Plantea otro inconveniente sobre el incesto en Yucatán: “Tenemos que atenderlo. Aunque no es una regla, hay un gran porcentaje de víctimas de abuso sexual que repiten la conducta.
“No quiere decir que todos, pero sí hay una porción de este grupo que repite las mismas conductas”. Esto es: quienes son agredidos sexualmente pueden convertirse en agresores sexuales.
Yucatán, un estado con zoofilia
Reitera sus inquietudes: “Lo digo con mucha responsabilidad: Yucatán es un estado en donde se practica mucho la zoofilia.
“Imaginemos a una persona con esa parafilia y además consumiendo pornografía: su cabeza le lleva a querer consumir cuerpos de niñas y niños”.
Sus cifras del incesto en Yucatán son reveladoras: “Somos un estado con mucho problema de abuso sexual. A nivel nacional, del 2019 al 2021, se aumentaron en un 200% las denuncias por incesto.
“¿Qué quiere decir esto? Que hay familiares, personas cercanas a los niños que los están usando de manera insana sexualmente”.
Sonados casos de incesto en Yucatán
En efecto, dicen que para muestra un botón, pero en Yucatán hay toda una mercería, pues cualquier ligera revisión de la nota roja en Yucatán documenta casos de abuso sexual infantil.
“Acusada de abuso sexual equiparado agravado, ayer fue detenida Dione D. P., de 24 años de edad. La víctima es su propia hija, una menor de tan solo tres años”, apenas el pasado 2 de noviembre.
“Abusó de sus tres hijastras menores de edad en un predio de la colonia Maya, en el norte de Mérida”, el 11 de octubre.
“Aprehendieron a dos sujetos imputados por la violación de una menor, de la que son padre y padrastro, por hechos ocurridos en un predio de la colonia Chuburná de Hidalgo y en las inmediaciones de otro predio en el fraccionamiento Mulsay”, el 15 de septiembre.

“En un predio de Acanceh, un hombre de 71 años le impuso la cópula a sus dos nietos de 11 y 7 años, en diferentes momentos y días, para lo cual ejerció violencia física y moral”, semanas atrás.
Uno de los más aberrantes casos de incesto en Yucatán fue el de Alicia López González, ocurrido en 2008, pero condenada hasta 2019 a 40 años de prisión por los delitos de corrupción de menores, violación equiparada y violación en contra de sus tres hijos, dos mujeres y un varón en julio de 2019.
A ello hay que agregar que, por cada caso con un proceso legal, son miles los no denunciados porque estos delitos se han normalizado y suelen ser objeto de la protección familiar.
Hay que hablar de la pornografía y la pedofilia
Víctor Manuel Chan Martín dice que temas como el incesto en Yucatán, el abuso sexual infantil y la pornografía deben hablarse para alertar de sus daños: “Se habla muy poco de la pornografía.
“Tenemos que hablarlo, porque llega a ser una adicción ante la que no se busca ayuda. Debemos hablar de los temas incómodos.
“Tampoco se habla mucho de la pedofilia. Da miedo, pero si no lo hablamos, entonces se convierte en un secreto, un silencio y muchas víctimas de abuso sexual comparten ese silencio también, sin perder de vista que, en Yucatán, los abusos sexuales se comenten en casa”.

Con sus 30 años de experiencia en el tema de familia e infancia, apunta: “Los hombres podemos ser buenos y debemos ser extraordinarios acompañantes de vida de las mujeres y de los niños.
“Consumiendo pornografía no lo vamos a lograr porque lo visto, por lo general, es a un hombre que usa el cuerpo de una mujer. Son escenas de un macho que somete a una hembra. El cerebro registra, de manera inconsciente que el hombre debe poseer cuerpos de mujeres”.
Internet, el peligroso consultorio sobre sexualidad
En este sentido, el informe “(Des)información sexual: pornografía y adolescencia”, presentado por la organización Save the Children le da la razón, al asentar que:
“En un mundo completamente tecnológico marcado todavía por la desigualdad, la violencia de género y en el que la educación afectivo-sexual no siempre está a la orden del día dentro del hogar y de las familias, ni está incluida en el currículo, internet se convierte en docente y consultorio sobre sexualidad y con él, la pornografía”.
Así, en su apartado, “El deseo sexual y la violencia”, el documento señala: “El deseo sexual de la población adolescente se construye, en gran medida, sobre el consumo de pornografía.
“Profesionales de la investigación coinciden en que la normalización de ciertas prácticas ‘atenúa la moral o ética’ y hace más fácil que comportamientos violentos y vejatorios formen parte del deseo sexual en la adolescencia”.
El texto advierte que dichas conductas normalizadas abarcan muchos tipos de prácticas sexuales y, por tanto, muchas categorías en las que se continúa con la idea del deseo sexual, la autoridad masculina y heterosexual como el válido y con las mujeres reducidas a objetos sexuales o en una situación de desigualdad.
Consumo de pornografía y comportamientos violentos
Save the Children señala que los riesgos más preocupantes de estos videos están vinculados con que en ellos se enseña a los hombres:
“A menospreciar a las mujeres; a sexualizar el dolor femenino; a sentirse atraídos por figuras como la materna, cuidadoras o mucho más jóvenes, incluso menores; y a no cuestionar el deseo y convertir el sexo en una obligación que implica la dominación de la mujer”.
A las mujeres “se les ofrece una única opción en la que su placer pasa a un segundo plano y su disposición es incondicional y en muchas ocasiones sumisa”.
El informe indica con claridad que la normalización de estas conductas puede producir situaciones de violencia y desigualdad de toda clase, pero especialmente, de violencia sexual contra la pareja, contra iguales o contra menores de edad en la etapa adulta a través del abuso sexual infantil.
Incesto en Yucatán
Víctor Manuel Chan Martín, presidente de la asociación civil Hogares Maná, tras abordar el consumo de pornografía y el incesto en Yucatán, concluye:
“Estamos haciendo muy poco, por no decir nada, para que esos agresores sexuales por consumo de pornografía no sigan lastimando los cuerpos, el espíritu, la emoción y la mente de nuestros niños yucatecos.
“Estamos generando una generación lastimada. Tenemos que ir rompiendo con esto porque necesitamos que niñas y niños sean protegidos, que estén seguros en sus hogares”.
¿Qué es el incesto?
El incesto es la actividad sexual entre personas de una misma familia, por lo que la ley impide que se casen.
Marco legal del delito de incesto en Yucatán y México
De acuerdo con el Código Penal Federal en su artículo Artículo 272 incesto es “cuando los ascendientes tengan relaciones sexuales con sus descendientes, siempre y cuando estos últimos sean mayores de edad”
¿Y cuál es la sanción para el delito de incesto en México? El mismo artículo señala que “se sancionará con pena de uno a seis años de prisión”.
“Pero cuando la víctima sea menor de edad, la conducta siempre será entendida como típica de violación”.
Esta acotación de la ley tampoco es excusa para el subregistro en los datos del SESNSP, puesto que hay casos de abusos a familiares menores que continúa hasta la adultez.
El incesto en Yucatán en la ley local
Sin embargo, el Código Penal del Estado de Yucatán indica.
Artículo 227.- Cometen el delito de incesto el ascendiente que tenga cópula con su descendiente y éste con aquél y los hermanos entre sí, con conocimiento de este parentesco.
La sanción aplicable al ascendiente por la comisión del delito de incesto será de uno a seis años de prisión y de doce a ciento ochenta días-multa.
En el caso de incesto cometido por el descendiente o por los hermanos la sanción será de seis meses a tres años de prisión y de doce a ciento ochenta días de multa. En ambos casos se privará al infractor de sus derechos de familia.
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