Elementos económicos de principio de año
Fernando Ojeda Llanes (*)
Finalizamos el año 2017 con grandes expectativas no tan positivas en el aspecto de la macroeconomía: alzas en la tasa de interés, gran volatilidad que ha hecho que el peso se continúe depreciando, bajo crecimiento del Producto Interno Bruto, inflación alta y mucha actividad en los mercados financieros.
Ahora, en el inicio de este año 2018, lo hacemos con varios pendientes: uno de los principales es respecto al Tratado de Libre Comercio (Tlcan), cuyas negociaciones se estiman que han de terminar en el primer semestre.
Las negociaciones que están pendientes son las relacionadas con las reglas de origen y la problemática de las diferencias entre el precio de la mano de obra entre México, Estados Unidos y Canadá; aun cuando nuestro país ha efectuado incrementos al salario mínimo, éste queda aún con una brecha en relación con los de nuestros vecinos del Norte. Sea cual sea el resultado definitivo, al menos hará disminuir la incertidumbre y, por lo tanto, la constante volatilidad en los mercados financieros.
La terminación o continuidad del Tlcan no solo está en el buen desempeño de nuestros negociadores, sino también en la voluntad del presidente de los Estados Unidos, quien actualmente se encuentra celebrando el éxito de la aprobación de su reforma fiscal.
Otro elemento que impacta a nuestra economía con que iniciamos el año es precisamente la aprobación de la nueva reforma fiscal de los Estados Unidos, que disminuye su tasa de Impuesto sobre la Renta y deja a nuestro país en una desventaja competitiva. Por el momento no se vislumbra que nuestras autoridades hacendarias hagan algo al respecto con la legislación fiscal mexicana, pero lo que sí es cierto y un hecho es la aplicación a partir de enero de la facturación electrónica denominada 3.3, que eleva la carga administrativa de los impuestos en todas las empresas mexicanas y es otra causa de no dar facilidades administrativas para las empresas extranjeras que se encuentran en México. Todo este panorama desalienta la inversión extranjera directa no solo para los que no han llegado, sino también para los que ya lo han hecho.
Indudablemente, en el aspecto político tenemos año de elecciones, asunto que en forma definitiva afectará en nuestro entorno económico. Las fuerzas políticas se preparan intensamente, no solo los partidos conocidos, sino también personas independientes; de lo que hay seguridad es que correrán recursos monetarios por todos los estados, por las erogaciones que harán los diferentes contendientes en sus promociones para el voto.
Pero hay elementos macroeconómicos independientes totalmente al entorno político que en forma indudable nos pegarán fuerte en este año. Me refiero a la alta inflación que irremediablemente, aunque hablemos de cuesta de enero, los productos han subido de precios y lo continuarán haciendo, no solo en los productos nacionales sino en los extranjeros por el alza del tipo de cambio. El mercado interno contraído por lo caro de los créditos, la TIIE que es la tasa básica de punto de partida de los créditos pasó de 3.20% a 7.50% al cierre de 2017, a esta base los bancos le incrementan puntos adicionales por riesgo y administración que harán que las tasas rebasen el 12% anual.
Por lo pronto, la industria de la construcción se ve lesionada, las casas habitación en oferta no se colocan por lo caro del dinero, esto mismo sucede con la venta de autos nuevos. Al encarecerse el crédito es obvio que la erogaciones de las mensualidades de los compradores son a la alza y por lo tanto rebasan sus expectativas de presupuesto, sobre todo que no se vislumbra mejoría en los ingresos de las familias.
Es importante que el mercado interno se fortalezca de alguna manera, ya que le está pegando no solo el alza de las tasas de interés en sus créditos, sino también la baja en los consumidores, por lo que será necesario diseñar estrategias para hacer frente a estos aspectos sumamente importantes que se reflejarán en una baja en la liquidez. La expectativa de más alzas en la tasa de interés está a la vista porque si la economía de Estados Unidos continúa mejorando, la FED de ese país incrementará sus tasas, presionando al Banco de México a hacer lo mismo, y si no disminuye la inflación, pues no habrá más remedio que incrementar las tasas, independientemente de lo que haga los Estados Unidos.
Con respecto al mercado externo, se ve difícil el panorama precisamente por las estrategias de los Estados Unidos no solo para retener a sus propias empresas en ese país, sino que alientan a empresas de otros lugares a invertir con ellos; esto en forma indudable aleja de nosotros la inversión extranjera directa.
Lo que podemos ver con estos panoramas difíciles es que el dólar continuará al alza y con mucha probabilidad podría rebasar los límites de veinte pesos, y lo que es más complicado, que nuestro crecimiento del PIB no rebase en este año el 2% o de plano no llegue a éste, pero es otro boleto a comentar posteriormente.— Mérida, Yucatán.
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Contador público certificado. Maestro en Finanzas. Consultor de empresas
