
CARLOS R. MENÉNDEZ LOSA (*)
“¡Fuera Claudia!, ¡Claudia asesina!, ¡Fuera Morena!”, gritan al unísono miles de voces congregadas el domingo pasado en el funeral del alcalde de Uruapan, asesinado la noche anterior, en presencia de su esposa y sus pequeños hijos, durante un festival por el Día de Muertos. Por la noche, una manifestación juvenil culmina con la violenta toma del Palacio de Gobierno en Morelia.
“Tendrían que matarnos a todos para que esta lucha pare”, “Fui a exigir justicia, no a pedir favores”, exclama Grecia Quiroz, viuda de Carlos Manzo, al encabezar cinco días después, como nueva alcaldesa, concurrida marcha por la paz en Uruapan (bit.ly/49abATy). La multitud le responde: “¡Carlos vive, la lucha sigue!”, “¡Grecia, no estás sola!”, “¡El tigre despertó!”, “¡Morena lo mató…!”
“¡Esto ya nadie lo detiene! El hartazgo se ha materializado en miles de personas tomando calles y edificios públicos”, se escucha por todo México. La indignación crece con el paso de los días. A las masivas protestas juveniles se suman fuertes llamados de organismos empresariales, eclesiásticos y políticos. Al gobierno le retumba el grito: “¡Fue Claudia! ¡Fuera Morena!”
La reacción de la presidenta llega demasiado tarde. A la misma hora del crimen en Michoacán, emite un comunicado de condolencias por la muerte de 20 personas en un incendio en concurrido comercio de Hermosillo. Por el asesinato del alcalde independiente que había derrotado a Morena en Uruapan, ninguna palabra en las siguientes 14 horas. El escándalo crece.
Durante la noche del sábado, las redes sociales se inundan de protestas. La indignación avanza por todo el país, mientras el gobierno guarda silencio. Se le acusa de haber abandonado a Carlos Manzo tras negarle la protección que había solicitado. Finalmente, la mandataria emite un mensaje el domingo por la mañana y convoca a una rueda de prensa de “justificación”.
Torpemente, el gabinete de seguridad en pleno informa que varios agentes federales estaban asignados a la protección de Carlos Manzo, pero que no se les permitía acercarse. Comienza entonces agresiva estrategia de manipulación, incluida toda la corte de jilgueros, para intentar convencer al “pueblo” que la responsabilidad no era de Claudia: “Es culpa de Calderón”.
La presión popular crece. Aumentan las protestas y las tomas de edificios públicos. Se habla de “escenas que no se veían en México desde hacía 40 años”. Las cifras no mienten: 1,553 personas asesinadas en octubre, 15,000 en lo que va de 2025. La condena es unánime ante el “franco deterioro del Estado de derecho” y el “grave debilitamiento del orden constitucional”.
La Iglesia católica denuncia la presencia cotidiana de grupos armados que “controlan la vida pública” y llama a combatir con determinación “la causa de todos estos asesinatos”. El sector empresarial, encabezado por la Coparmex, exige una investigación “inmediata, profesional y transparente”. El exhorto es claro: “México no puede ni debe acostumbrarse a la violencia” (bit.ly/49bqqcw).
El escándalo tiene eco global. La ACLED, que monitorea los levantamientos armados, informa que México ocupa el sexto lugar entre los países con más eventos conflictivos y el octavo en muertes violentas, muy cerca de Ucrania y Palestina (bit.ly/4pksSST). Amnistía Internacional exige respeto a los derechos humanos ante los abusos del poder contra los jóvenes que protestan en Morelia (bit.ly/3LvEbsy).
DESESPERACIÓN
La desesperación es evidente en Palacio Nacional. Urge reforzar la estrategia de manipulación: el “pueblo” podría estar despertando. El riesgo es enorme. La corte de jilgueros debe negar o minimizar los hechos y los datos incómodos. Manos a la obra: hay que repetir falsedades hasta volverlas verosímiles. “La víctima es Claudia”, se define. “La culpa es de Calderón”.
A los “creativos” estrategas palaciegos se les ocurre sacar a pasear a Claudia Sheinbaum por los alrededores de Palacio: “hay muchos jóvenes que la quieren saludar”. Entre selfis, aparece en cámara un individuo, con aspecto de militar, que manosea a la presidenta. Se activa el coro oficial: “no podemos permitir que se le falte al respeto”. Muchos hablan de burdo montaje (bit.ly/4oFDtrp).
El objetivo es claro: la víctima vive en Palacio, no en Uruapan. Se intensifica el esfuerzo manipulador, pero la realidad los atropella. La viuda de Manzo insiste en que “no nos van a callar”. Trasciende que se intentó obligarla a posar con Claudia para la foto, pero se negó. Exige apoyo. Presionado, el gobierno se saca de la manga el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia”.
Hechos y datos agobian aún más al régimen. Se denuncia que el gobernador de Michoacán mantiene vínculos con “Los Viagras”, poderoso grupo criminal, y Perú rompe relaciones diplomáticas con México al acusarlo de injerencista. En materia económica, se informa que las remesas caen 5.5% y que la inversión fija se desploma 8.9% en octubre, la mayor caída en 55 meses (bit.ly/4qNKU11).
El retroceso económico, que ya se percibe por todos lados —en las empresas y en los bolsillos del “pueblo”—, aterriza con fuerza en los reportes macroeconómicos. En Yucatán, el IMEF advierte del estancamiento que se vive a un año del estreno del morenismo en la entidad (bit.ly/43jHOb8). La crítica se generaliza: “no hay confianza en un país sin ley ni instituciones, sin Estado de derecho”.
La indignación no cesa: continúan las marchas y los bloqueos. Se recuerda que Carlos Manzo había acusado al gobernador michoacano —sospechoso de su asesinato— de “permitir la impunidad de los grupos criminales que operan en la región”. La presidenta no acepta los hechos y culpa de todo a los “buitres carroñeros” de la oposición, a la “derecha conservadora”.
MANIPULACIÓN
Se profundiza la polarización que sostiene al régimen. El teatro continúa: victimizándose una vez más, Claudia Sheinbaum denuncia al “hombre que la acosó” y encabeza un “movimiento” en pro de “la dignidad de la mujer”. Se rasgan las vestiduras, pero muchos rechazan el cinismo. No se olvida el encubrimiento a los acosadores Félix Salgado y Cuauhtémoc Blanco.
La violencia política no se detiene: asesinan a un alcalde y a una regidora en Veracruz y Oaxaca. En Michoacán, la Fiscalía informa que el autor material del asesinato de Manzo es un joven de 17 años vinculado con el narco. Se cuestiona de nuevo la fallida estrategia obradorista de “abrazos, no balazos”, y la respuesta oficial asombra: “son más de 30 años de abandono”.
Evadir la realidad y negar cualquier responsabilidad es la constante. Perú insiste y declara “persona non grata” a Claudia Sheinbaum. El gobierno protesta: “son planteamientos falsos” (bit.ly/4hRcpTA). Minimizan el conflicto y dirigen los cañones de la manipulación hacia un nuevo objetivo: ensalzar la visita del presidente francés; no importa que sea el menos popular de los últimos años.
La semana que termina puso en serios aprietos al obradorato, pero también dejó grandes enseñanzas ciudadanas. La negación y la mentira pueden manipular por un tiempo, pero tarde o temprano la realidad se impone. Tendríamos que fortalecer nuestra capacidad para exigir evidencias y rendición de cuentas. El populismo clientelar teme a la verdad porque la verdad lo desarma.
Los hechos en Uruapan —y la manipulación que gira alrededor— hablan de una sociedad que, al parecer, comienza a despertar. La chispa encendida por la familia Manzo Quiroz podría no tener freno; todo dependerá del eco. El grito de “pueblo callado, jamás será escuchado”, que exclaman miles de almas, es claro. El voto de castigo en 2027 será la prueba.— Mérida, Yucatán
direcciongeneral@grupomegamedia.mx / Apartado especial en el sitio web del Diario: yucatan.com.mx (https://bit.ly/4diiiFP)
(*) Director general de Grupo Megamedia
¿Cuál es el mensaje del escrito?
El texto denuncia cómo el poder, aferrado a la manipulación y al relato propagandístico, pierde el contacto con la realidad y con la sociedad a la que pretende controlar. Muestra que la mentira y la negación pueden sostener un régimen durante un tiempo, pero cuando la injusticia se vuelve insoportable —como en el caso del asesinato de Carlos Manzo—, la verdad termina imponiéndose y la ciudadanía empieza a despertar.
La crónica contrapone dos fuerzas: por un lado, el cinismo político que busca fabricar víctimas y desviar culpas; por otro, la dignidad social que nace del hartazgo y exige justicia. La historia de Uruapan simboliza ese punto de ruptura entre la narrativa oficial y la experiencia cotidiana de un país violentado, donde la gente comienza a perder el miedo y a exigir rendición de cuentas.
En el fondo, el texto lanza una advertencia y una esperanza: la verdad es el límite del populismo, y solo una ciudadanía consciente, crítica y valiente puede desarmar el poder que vive de manipularla. Es una reflexión sobre México —pero también sobre cualquier sociedad— que llega a su punto de inflexión entre la mentira del poder y el despertar del pueblo.
Puntos principales del escrito:
- 1) El crimen que enciende la indignación
El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, durante un festival público, desata una ola de furia ciudadana.
Su viuda, Grecia Quiroz, encabeza marchas y se convierte en símbolo de resistencia.
Las protestas juveniles y las consignas contra el gobierno crecen en todo el país, reflejando un hartazgo acumulado.
- 2) El silencio y la torpeza del poder
La presidenta Claudia Sheinbaum reacciona tarde y con frialdad, lo que agrava el escándalo.
El gobierno intenta desviar la atención mediante comunicados y manipulación mediática, culpando a adversarios políticos.
Se lanza una campaña propagandística para convertir a la mandataria en víctima y minimizar los hechos.
- 3) El deterioro institucional y económico
Surgen denuncias contra el gobernador de Michoacán por presuntos vínculos con el crimen organizado.
Organismos empresariales, eclesiásticos e internacionales condenan la violencia y la impunidad.
Los indicadores económicos caen —remesas, inversión, confianza—, evidenciando un colapso del modelo político y económico.
- 4) El uso del cinismo como estrategia
Desde Palacio Nacional se intensifica la manipulación: montajes mediáticos, victimización presidencial y negación de la realidad.
Se intenta controlar el relato, mientras la indignación social y la desconfianza pública crecen.
El discurso oficial se quiebra frente a la fuerza de los hechos y a la presión social.
- 5) El despertar ciudadano
La historia de Uruapan se convierte en símbolo de una sociedad que empieza a perder el miedo.
El texto plantea que el populismo clientelar teme a la verdad, porque ésta desnuda su debilidad.
El cierre deja una advertencia: el voto de castigo en 2027 será la prueba del despertar colectivo y de la capacidad del país para exigir verdad y justicia.
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En resumen, el escrito traza el recorrido de una tragedia local que se transforma en crisis nacional y en metáfora del despertar ciudadano frente a la manipulación del poder.
