Ésta es la historia de tres mujeres. Las tres unidas por la sangre y separadas por las épocas. Las tres rompedoras de moldes en su manera de relacionarse con los demás. Las tres habitantes de la novela “Cielo Cruel”.
Maritza M. Buendía disfraza en esa expresión —tomada de un verso de Ramón López Velarde— la identidad de la ciudad de Zacatecas, donde sitúa la acción y vidas de Belén, Gloria y Mar, abuela, madre e hija que encuentran la dicha personal en formas de amar diferentes de las que públicamente se defienden como “normales”.
Y lo hacen mientras sus existencias afrontan otros desafíos, como la persecución a maestros y la aventura para conocer el océano.
“En esta novela abordo la cuestión erótica, pero también es una novela de saga familiar”, explica Buendía al Diario. “Ante todo es una novela que se cuestiona el asunto de la vida misma y, por supuesto, el tema del amor y el erotismo están completamente vinculados”.
“No es la manera tradicional de como se nos ha enseñado que es el amor. Porque los libros, las películas, la misma gente en nuestra familia nos dice que se debe amar de una manera. Y lo que busco en mis personajes es romper esos moldes, proponer otras maneras de amar y relacionarse con el cuerpo, todo a partir de un descubrimiento del deseo.
“Pero el deseo entendido no nada más como cuestión corporal o sensorial, sino cómo a partir de ello podemos explorar un mundo”.
Algunos títulos de literatura erótica se vuelven populares por su crudeza. En contraste, Maritza M. Buendía convierte en imágenes poéticas lo que en otras plumas sería solo un relato escandaloso. “Como escritora, el lenguaje me interesa como artificio, es decir, cómo describir o presentar escenas que a lo mejor en otro contexto pudieran resultar violentas o crudas pero que, gracias al uso de símbolos, de metáforas, de los elementos poéticos que nos permite la literatura se pueden degustar de una manera suave, como poesía justamente”.
Historia de familia
“Cielo Cruel” (Alfaguara) dio a su autora oportunidad de explorar la historia familiar, “encontrar esos lazos que me sitúan en mi pasado y hacen que tenga el presente que estoy viviendo”.
“Creo que todos tenemos una novela bajo el brazo. Si nos ponemos a indagar cómo se conocieron nuestros padres, cómo los abuelos se enamoraron… hay ahí una multitud de elementos narrativos que nos permitirían hacer una novela o por lo menos uno o varios cuentos. Eso fue lo que estuve haciendo, el rastreo de mis orígenes. Cuando empiezo a escribir, aquello se convierte en otra cosa. Eso es lo bueno de la literatura, se vuelve de interés para cualquier persona; no es la historia de la abuela de la autora, sino la de una mujer que, por ejemplo, fue maestra y vivió un período de persecución contra los maestros”.
Equilibrio
El relato es, ante todo, una historia de personajes femeninos, lo que no significa que Buendía no dé peso a la figura de los varones. “No quería que hubiera desequilibrio, que quedaran arrinconados los personajes masculinos”, admite. “Hay muchas cosas que me interesaría abordar en una próxima novela o trabajar un poco más, por ejemplo la belleza del hombre, tanto corporal como intelectualmente, creo que es algo que se ha trabajado poco en la literatura”.
Aunque Belén, Gloria y Mar viven tiempos diferentes, la acción transcurre mayormente en presente, una característica del estilo narrativo de la escritora. Esta “conjugación verbal te permite hacer menos cacofonías, menos rimas internas; no uso demasiado verbo porque creo que da cierta tonalidad a mi escritura”.
“Sin embargo”, agrega, “a veces sí me enfrento a la cuestión de cómo hacer para que se sienta que hablo de temporalidades distintas, aun cuando estamos hablando casi todo en presente”.
A Maritza M. Buendía le llevó unos seis años “y una pandemia que se nos atravesó” terminar “Cielo Cruel”, que comenzó a escribir incluso antes de que se publicara su anterior novela, “Jugaré contigo”, en 2018. “Eso pasa mucho: cuando publicamos una novela por lo regular ya tenemos un tiempo trabajando en otra”.
Y sí, también ahora ya está escribiendo otra, que espera retomar próximamente.
Buendía, al igual que Xita Rubert —quien el mes pasado le declaró a la agencia EFE que la idea de un “boom” de autoras era una “visión un poco masculina” de la realidad actual y que “las mujeres siempre han estado escribiendo tan bien o mejor que los hombres”—, declara que “las mujeres siempre hemos escrito”, así que el aparente auge de autoras “no lo etiquetaría como boom, porque nos remite a un período muy en específico de la literatura que fue encabezado por figuras masculinas muy importantes”.
“Lo que estamos haciendo las mujeres en la actualidad es otra cosa”, agrega.
“Habrá que llamarle de otra manera o quizá ni siquiera habrá que llamarle de alguna manera. Estamos más posicionadas, creo yo; buscando más esa posición ante lo que queremos decir y cómo lo queremos decir”.— Valentina Boeta Madera
