La pianista mexicana Argentina Durán, durante el recital que ofreció con Eduardo Florencia en la Caja Negra de la UNAY, anteanoche
La pianista mexicana Argentina Durán, durante el recital que ofreció con Eduardo Florencia en la Caja Negra de la UNAY, anteanoche

El amor, los sones jarochos y los pasillos ecuatorianos inundaron la Caja Negra de la Universidad de las Artes de Yucatán (UNAY) anteanoche, en el concierto que ofreció la pianista mexicana Argentina Durán, junto con el pianista ecuatoriano Eduardo Florencia, su esposo.

Por primera vez y gracias a un vínculo con la Universidad de las Artes de Yucatán, Argentina Durán ofreció esta presentación que invitó a reconocer el valor de los sonidos latinos.

A las 7:12 se anunció la tercera llamada para dar inicio al concierto que puso a Argentina y a Eduardo en escena. Los músicos explicaron que el repertorio fue especialmente seleccionado, combinando los sonidos típicos de Veracruz con los de Ecuador, con un programa que buscaba resaltar la música latinoamericana.

El concierto tuvo la participación en conjunto y alternada de los instrumentistas; interpretaron tanto la música de sus propias raíces como de las raíces del otro.

La primera pieza arreglada para piano a cuatro manos fue el bolero “Noche criolla”, de Agustín Lara, que refleja el amor que “El Flaco de Oro” tenía por la atmósfera nocturna de Veracruz.

De nuevo con ambos intérpretes al piano, la siguiente pieza fue un popular son jarocho llamado “El querreque”, de Pedro Rosa Acuña. Es pieza tradicional de la cultura huasteca, que abarca varios estados del noroeste del país. Siguió “Vals capricho” de Ricardo Castro, “el último músico romántico del Porfiriato en México”, en solitario por la pianista.

Luego, Eduardo Florencia interpretó su tan esperado estreno mundial “Sueños en Veracruz”, escrita y dedicada a Argentina Durán.

Posteriormente fue el turno de “Sombras”, hilo conductor de todo el recital. Está basada en un poema de la yucateca Rosario Sansores Pren y compuesta al ritmo de pasillo ecuatoriano por Carlos Brito Benavides.

Siguió, a cuatro manos, el pasillo “El espantapájaros”, de Gerardo Guevara.

“Al besar un pétalo” de Marco Tulio Hidrobo, que dedicó a su hijo; el Op. 97 de Florencia, estrenado en 2020, y “La despedida” de Gerardo Guevara fueron las obras finales del recital.

Durán y Florencia se despidieron del escenario, para volver luego de que el público pidiera más interpretaciones.— Karla Acosta Castillo

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Pasillos y sones jarochos se escucharon al piano en la UNAY, a dos y cuatro manos.

Encore

Argentina Durán y Eduardo Florencia interpretaron el son jarocho “El cascabel”, del veracruzano Lorenzo Barcelata y que emocionó al publico. La pieza goza de tal popularidad que incluso fue seleccionada por Carl Sagan como parte de los sonidos resguardados en el interior de las sondas espaciales “Voyager”. Finalizaron con “La bruja”, que en su versión en son jarocho fue compuesta por José Luis López Santiago.

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