Hoy es un día normal para don Cirilo Caamal Bojórquez, oriundo de la comisaría de Tekat, municipio de Mocochá, Yucatán, pero su única hija Addy María Caamal Dzul no olvida que su progenitor cumple ¡105 años de vida!
Para ella es un regalo de Dios que aún conserve a su padre con vida y tenga las fuerzas para devolver el trabajo, cuidado y protección que le permitió crecer y formar su propia familia con su esposo Manuel Chan Yam, con el que tuvo 9 hijos, entre hombres y mujeres.
Cuidar a un papá de 105 años no es fácil, es más fácil cuidar a un bebé porque no hace travesuras, comenta entre risas.
Travesuras a los 105 años
Don Cirilo, a pesar de su avanzada edad, de que no ve porque sus ojos ya perdieron la visibilidad y tiene dificultades para caminar por su discapacidad visual y cierta rigidez de sus articulaciones, no está quieto. Se baja de su hamaca con facilidad, camina agarrando la pared de su pequeña casa que le construyó el desaparecido Fonden porque su casa maya la destruyó el huracán Isidoro, y sale al patio de su casa a cualquier hora sin medir los riesgos de la noche o de los obstáculos que no ve.
Una medianoche, según cuenta doña Addy, una vecina le avisó que don Cilo estaba desyerbando el patio de la casa en la oscuridad y tenía miedo que lo picara alguna culebra o se cayera.
Fue a su rescate porque vive a unas cuantas casas y le hizo ver que era de noche, que lo podía morder una culebra o que se podría caer y lastimar.
Se sorprendió de la respuesta de su papá: “las culebras oyen ruido de la coa y se van, no atacan”. El abuelito de Tekat lo sabe porque toda su vida laboral fue en el campo como ejidatario, agricultor, henequenero y jardinero-vigilante de la gasera Zeta de la avenida Aviación, su último trabajo de su larga vida.
Él tiene muchísimas anécdotas que cuenta a sus nietos en las reuniones familiares, que recuerda con su hija cada vez que le lleva su desayuno, almuerzo y cena todos los días y también exige: “no me haz traido mi coca cola”, refresco predilecto que reemplazó al pozole de masa fresca que tomaba en sus largas jornadas de trabajo en los henequenales y cultivos de hortalizas.
Alimentación saludable, su gran fortaleza
Asombra su buena digestión porque come toda clase de alimentos, tradicionales del medio rural y también los alimentos modernos como pizza, hamburguesa, y no le hacen daño. Sin embargo, su hija Addy prefiere darle comida caliente del día, su fruta de la época y su insustituible chocomil con leche.
Su fortaleza, según cree su hija, es por la alimentación saludable que tuvo en su época productiva, por las largas caminatas que realizaba para ir a los planteles de henequén, cargar los rollos de hojas de penca todos los días y porque no tiene vicios desde joven.
El Diario publicó una amplia información de la historia de don Cirilo Caamal cuando cumplió 100 años el 4 de diciembre de 2016. Y el abuelito de la familia Chan Caamal sigue en pie, sigue imponiendo récord de longevidad en Tekat, en Mocochá y quizá en Yucatán.
Y doña Addy, su hija, sigue cumpliendo con su apostolado de cuidar a su padre hasta que Dios se lo permita.
