La ciudad de Mérida ha sufrido muchas modificaciones con el paso de los años y algunas de las más interesantes ocurrieron en un sector que ha sido llamado “corazón económico de Mérida” pues alberga diversos edificios importantes para la actividad comercial de la capital yucateca como son los mercados San Benito y Lucas de Gálvez, el portal de granos y los kioscos de la “calle ancha del bazar”.

Pero antes de que existieran muchos de los negocios que siempre vemos en esas calles, comúnmente repletas de gente y vendedores ambulantes, se construyó la ciudadela de San Benito, un conjunto arquitectónico religioso y militar de enormes dimensiones que luego de varios siglos desapareció del mapa meridano.

Un destino similar sufrió el Paseo de las Bonitas, antigua y bella Alameda de la que hoy sólo quedan algunos vestigios. Es por ello que en Entre Calles decidimos visitar este punto de la blanca Mérida, recorrerlo y contarte un poco de su historia:

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El convento mayor de los primeros evangelizadores

El 8 de diciembre de 1526 mediante la capitulación para la conquista y colonización de Yucatán, Francisco de Montejo se comprometió ante la corona española a construir dos fortalezas para la defensa de Mérida que fue fundada el 6 de enero de 1542.

Una elevación artificial de la antigua T´ho, ubicada al sureste de la plaza principal, fue el lugar escogido para levantar una de estas edificaciones militares, sin embargo, el conquistador no puso manos a la obra de inmediato pues consideró que no era prioritario en aquel momento.

En aquella misma época los misioneros franciscanos que llegaron a la región para evangelizar a los naturales y que se alojaban en casa de Francisco de Montejo “El Mozo” solicitaron la ocupación del sitio destinado a la fortificación, lo cual les fue concedido.

Utilizando las piedras que fueron extraídas de los templos mayas que se encontraban en aquel lugar, los religiosos levantaron ahí su convento mayor bajo la protección de Nuestra Señora de la Asunción (aunque la gente siempre lo llamó convento de San Francisco) y llegó a contar con jardines, huerta, una noria, pabellones de hasta tres niveles y tres templos.

Templos destinados a distintas clases sociales

El templo principal era el de San Francisco de una sola nave, un coro alto, varias capillas contiguas y un reloj en su torre, colocado en 1632, según información recabada por el Ing. Raúl Alcalá Erosa en sus investigaciones. A esta iglesia asistían únicamente los frailes que llegaron a ser más de 50.

Se sabe también que uno de los templos menores estaba dedicado a San Cristóbal y a él asistían los habitantes del barrio del mismo nombre. La otra iglesia, más pequeña que las dos anteriores, fue consagrada a la Soledad de la Madre de Dios y estaba reservada para los españoles.

La ciudadela de San Benito y la difícil convivencia entre militares y religiosos

No fue sino hasta 1667 que se se decidió retomar el proyecto de construir las murallas de la ciudadela con el pretexto de una posible llegada a Mérida por parte de los filibusteros que ya causaban estragos en Campeche.

Sin embargo, Raúl Alcalá Erosa declara en su libro “Historias y vestigios de la ciudadela de San Benito” que “la decisión de amurallar el perímetro conventual parecía ser, sin embargo, una medida de venganza contra la Orden por supuestos agravios de carácter político, tratando así de controlar sus actividades”.

A pesar de la oposición por parte de los religiosos, la construcción de la muralla y el cuartel militar con 31 cañones de diferentes calibres, calabozo y una capilla, se concluyó en tan sólo 19 meses para ser inaugurada el 31 de mayo de 1669 con el nombre de San Benito.

Alcalá Erosa señala que “con cuarenta pies de altura y ocho de espesor, las murallas circundantes contaban con andenes de vigilancia y circulación en su parte superior para intercomunicar los baluartes”. Además como resultado de sus investigaciones, también logra ubicar en el mapa el punto exacto en el que se encontraba esta construcción:

El inicio de la decadencia

El 15 de febrero 1821 cuando era gobernador general don Juan María de Echeverri Manrique de Lara, los religiosos fueron expulsados de forma violenta debido a nuevas disposiciones de la corte que pedían reducir el número de monasterios de las órdenes mendicantes.

Ruinas del convento de San Francisco.- Tomado del Libro “Historias y vestigios de la ciudadela de San Benito”

Más tarde, en 1840 se levantó un edificio que fue conocido como “El Castillo”, con el objetivo de trasladar ahí la cárcel pública pero primero funcionó como almacén de guerra hasta que concluyó el período imperial en México.

La ciudadela desapareció totalmente en el año 1973 y algunos de sus vestigios se encuentran actualmente en el museo de la ciudad, que funciona en el antiguo edificio de Correos desde el 29 de junio del 2007.

La Alameda de Lucas de Gálvez, auténtico “Paseo de las Bonitas”

Podría considerarse como la primera avenida (paseo o alameda) de la ciudad de Mérida y fue construida entre los años 1789 y 1790 a un costado de la ciudadela de San Benito, por mandato del gobernador intendente y capitán general de la provincia don Lucas de Gálvez y Montes de Oca para el esparcimiento de los habitantes de la creciente urbe.

Una vez concluida en el tramo de la calle 65 entre 56 y 54 del Centro, la nueva obra contó con “dos avenidas laterales para coches y un camellón arborizado, en el centro, para peatones, con bacas de piedra y tres glorietas equidistantes, dos en sus extremos opuestos y una en el centro” (Arquitectos Leopoldo Tommasi López, en el ensayo “el Paseo de Montejo”).

Aunque fue inaugurada con el nombre de Alameda, no tardó en convertirse en punto de reunión de jóvenes y bellas doncellas casaderas así como de personas con buena posición económica, de modo que la gente le empezó a llamar Paseo de las Bonitas.

Uno de los pocos vestigios que quedan de este paseo es una placa de piedra empotrada en el predio marcado con el número 477 D (actualmente funciona como comercio), en la cual se puede leer: “Esta alameda, quarteles y casa para custodia y los utensilios de su iluminación se deben al esmero que puso el Sr. D. Lucas de Gálvez Gob. Y Cap. Gral. De esta provincia en adornar esta capital sobre el buen gusto. Se dio principio a su fábrica en el año 1789 y se concluyó en el de 1790”.

Conocido en el presente por la venta de piñatas

Hoy en día este tramo es conocido como “La Calle Ancha del Bazar” pues con el paso del tiempo se convirtió en una zona comercial por la que todos los días pasan cientos de transeúntes.

En sus establecimientos ubicados en el camellón central se ofrecen artículos para fiestas, tales como piñatas, dulces, globos, pasteles, entre otros.

Dichos establecimientos fueron construidos para reubicar ahí a los locatarios del mercado antiguo el cual fue demolido por el gobierno encabezado por el señor Manuel Romero Ancona.

Como aquellos locales eran de madera la gente comenzó a llamarles kioscos.

Cabe destacar que algunas de las antiguas bancas de piedra que fueron colocadas a lo largo del Paseo de las Bonitas, se encuentran actualmente en el Parque Zoológico del Centenario.

Zona de edificios con historia pero descuidados

Al rededor de este “corazón comercial” se encuentran otros edificios de gran importancia ya sea por su giro comercial o bien, por su pasado.

Muchos de ellos necesitan reparaciones urgentes pues lucen descuidados y las modificaciones que han sufrido sin planeación para satisfacer las necesidades de los diferentes dueños y locatarios los han deteriorado.

Una de estas edificaciones es el Portal de Granos, edificio del siglo XVIII  ubicado en la calle 56 entre 65 y 67, que durante la colonia fue destinado al comercio y abasto de granos para los habitantes de la ciudad de Mérida.

También destaca el ex portal de pescados, hoy conocido como portal de flores.

Pero el inmueble más importante de la zona es el mercado Lucas de Gálvez, que el 16 de septiembre del 2017 cumplió 130 años y que también ha sufrido grandes modificaciones. A su lado se encuentra el mercado San Benito, nombrado así por el antecedente de la ciudadela.

El ex Edificio de Correos que hoy alberga al Museo de la Ciudad, fue inaugurado el 5 de mayo 1908 y albergaba a las oficinas de Correos, Telégrafos y Tribunales Federales.

Otros edificios que dejan ver el abolengo de antaño de aquella zona son el Siglo XIX, el Nuevo Hotel, el Hotel Bazar construido en 1904 y el edificio Chami en la calle 54 con 65.

Por último, el Centro Educacional Felipe Carrillo Puerto corrió la misma suerte que la ciudadela y la Alameda. Fue construido por el arquitecto Manuel Amábilis Dominguez e inaugurado en 1945 por disposición del gobernador de ese entonces: Ernesto Novelo Torres. Posteriormente se convirtió en el “Chetumalito” y su lugar es ocupado ahora por el poco funcional mercado San Benito.

Jessica E. Ruiz Rubio es licenciada en Periodismo y maestra en Gestión de la Mercadotecnia. Comenzó su carrera periodística en 2004, año en que ingresó a Grupo Megamedia. Se especializa en análisis...