El descarrilamiento del Tren Maya en Yucatán, megaproyecto de AMLO, expone muertes laborales, fallas técnicas, corrupción y daños ambientales
El segundo descarrilamiento de vagones del Tren Maya en la estación de Izamal, Yucatán, reaviva las dudas sobre la seguridad y calidad de construcción del megaproyecto ferroviario.
Y es que sobre el tramo 3 del Tren Maya donde ya ocurrieron dos accidentes de la obra icónica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pesan señalamientos de corrupción.
Este mismo tramo —cuya extensión de 172 kilómetros conecta a Campeche y Yucatán— es donde los amigos de Andy López, hijo del exmandatario, hicieron negocios con balasto defectuoso, según una investigación de LatinUs.
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Aunque el gobierno lo minimizó como un “error en los cambios de vía automatizados”, que en realidad se hacen de forma manual, “una anomalía que no debería de haber pasado”, expertos advierten que es síntoma de fallas estructurales derivadas de una obra hecha a contrarreloj.
Fallas del ferrocarril: un sistema manual que debe estar automatizado
Desde el 30 de julio de este año, el propio director general de la empreas militar Tren Maya, Óscar David Lozano Águila, reconoció en en una entrevista que los cambios de vía (mecanismos que guía el trayecto de los trenes) todavía se realizan de forma manual en gran parte del recorrido.
“Es una cuestión técnica que requiere la automatización de los cambios de vía. Usted sabe que en el caso de la infraestructura ferroviaria, lo más importante es que funcionen los aparatos de cambios de vía, (…) eso permite acceder a las estaciones, andenes”, afirmó Lozano Águila en el programa del periodista Joaquín López Dóriga.
Agregó que aún se hace de manera manual el cambio de vía y los garoteros en vía en diferentes posciones, mueven los aparatos manualmente.
Entonces dijo que esperaba que para finales de agosto ya estuviera automatizada “la ruta con mayor demanda, de Mérida a Cancún”, para que aún se verificaba manualmente la posición de aguja en los cambios de vía.
Muertes laborales en el Tren Maya
De acuerdo con el reporte Las muertes prevenibles del Tren Maya, que elaboró la organizaciónla Cohesión Comunitaria e Innovación Social, al menos 64 trabajadores murieron entre 2021 y 2024 durante la construcción del Tren Maya.
La mayoría de los decesos ocurrieron en 2023 y 2024, cuando las inauguraciones parciales apremiaban, según el informe actualizado al mes de septiembre del año pasado.
En total, han registrado un total de 64 muertes por riesgo distribuidas de la siguiente forma:
- 2021: 4
- 2022: 13
- 2023: 28
- 2024: 19
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Cambios de trazado y daños ambientales
El Tramo 5, que conecta Cancún con Tulum, es el más polémico y no solo por los daños ambientales que han denunciado activistas como Guillermo DChristy, de Sélvame del Tren y otros colectivos.
El proyecto original fue modificado varias veces. De un trazo paralelo a la carretera federal, pasó a un viaducto elevado sobre Playa del Carmen y finalmente se internó 7 kilómetros dentro de la selva.
Estos cambios derivaron en la colocación de unos 10,000 pilotes de cemento y metal sobre suelo kárstico, lo que generó un impacto irreversible en cenotes, cavernas y ríos subterráneos, pese a no contar con todas las autorizaciones ambientales.
Corrupción en materiales y calidad de la obra
En marzo de 2024, el medio LatinUs difundió audios donde empresarios vinculados a allegados de los hijos de López Obrador presumían haber vendido balasto de baja calidad para el proyecto, tras sobornar laboratorios de certificación.
El balasto es la piedra sobre la que se colocan las vías del tren, pero no fue sometida a pruebas físicas y químicas.
“Cuando se descarrile el tren, ya va a ser otro pedo”, se escucha decir a Pedro Salazar Beltrán, primo de Boby y Andy López Beltrán, los hijos del expresidente de México Andrés Manuel López Obrador.
El familiar dijo eso en una llamada telefónica con Amílcar Olán, amigo íntimo de los hijos del exmandatario con quien operó negocios relacionados con el ferrocarril y se convirtió en un acaudalado empresario beneficiado con contratos del gobierno federal.
Las zonas del tramo 3 donde ocurrieron los dos descarrilamientos del Tren Maya en Yucatán fueron ejecutadas por Grupo Indi.
Esa es la constructora a la que los gobiernos morenistas de Claudia Sheinbaum y López le han dado, al menos, 66 mil millones de pesos en contratos, detalla una investigación.
Las prisas para la obra del Tren Maya
A la mala calidad y la corrupción se suma la prisa del gobierno por levantar el Tren Maya antes de que López Obrador dejara el poder, que finalmente ha derivado en fallas ocultas.
Fue evidente durante todo el sexenio de López su premura, ya que él acudía cada dos meses a supervisar uno de sus siete tramos y en cada visita apremiaba a las empresas constructoras.
Durante la consultoría que PriceWaterhouseCoopers hizo para el proyecto en 2019, las principales constructoras de México dijeron que necesitaban entre 36 y 48 meses para hacer cada tramo, pero el Gobierno solo les dio 28 meses.
Hoy, los resultados saltan a la vista con las fallas recurrentes en su operación.
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Fallas recurrentes en la operación
Desde su primera inauguración en diciembre de 2023, el Tren Maya ha enfrentado:
- Retrasos en el servicio.
- Incendio en almacén de hidrocarburos.
- Vagones sin aire acondicionado.
- Fallas de energía que dejó pasajeros varados en el tramo Cancún-Palenque.
- Parones en medio del trayecto.
- Tren cargado con balasto descarrilado, incluso hubo dos heridos.
- Primer descarrilamientos en Tixkokob, en marzo de 2024.
- Segundo descarrilamiento y choque del Tren Maya en Izamal el 19 de agosto de 2025.
- El Partido Acción Nacional (PAN) asegura que, hasta agosto de 2025, suman 45 fallas documentadas.
Triplicó su costo inicial
Con un presupuesto inicial e 150,000, pasó a más de 500,000 millones de pesos (medio billón de pesos), el Tren Maya fue presentado como el proyecto insignia del sexenio de López Obrador.
Eso sin contar el presupuesto asignado para este 2025 para hacer los ramales de carga, ya que la obra aún no está terminada.
Sin embargo, sus costos humanos, ambientales y de calidad constructiva ponen en entredicho la rentabilidad y viabilidad de una obra que se construyó bajo la promesa incumplida de terminarse antes del fin del sexenio.
